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Rodin y su visión del infierno llenarán la Mapfre en otoño

La fundación proyecta también una retrospectiva sobre Brassaï y una muestra Picasso-Picabia para el 2018

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NATÀLIA FARRÉ / BARCELONA

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En octubre se cumplirán dos años del desembarco de la Fundación Mapfre en Barcelona y la efeméride supondrá el despliegue del universo de 'La puerta del infierno de Rodin' de Auguste Rodin en la Casa Garriga i Nogués, el modernista emplazamiento donde antes estaba la Fundació Godia y donde la institución madrileña piensa quedarse una larga temporada. El alquiler es para cinco años renovables. Pero "no habrá problemas", afirma Pablo Jiménez Burillo, director cultural de la institución. Eso más un edificio "especial y fantástico" y su "céntrica ubicación" llevan al responsable a pronosticar un largo periodo en la misma sede. "Hemos recibido una gran respuesta por parte del público y estamos muy a gusto". Así que nada mejor que empezar el otoño dedicando una exposición a Rodin y al proyecto que le acompañó gran parte de su vida para que los visitantes sigan respondiendo. 

Pese a que este es el año del centenario del escultor francés, la propuesta no es una retrospectiva sino que se centra en un solo trabajo. Un encargó que recibió del estado francés en 1880 y que murió sin acabar. Su fundición fue póstuma. "Rodin es un escultor a caballo entre el XIX y el XX, a caballo entre un mundo clásico y convencional, y un mundo innovador. La puerta del infierno marca precisamente esa frontera, empieza como un proyecto que mira al pasado y termina como un proyecto moderno", aclara Jiménez Burillo. Y todo este proceso de cambio, de cómo el artista se puso a ello a partir del infierno de Dante y acabó inspirándose en las 'Flores del mal' de Baudelaire; y de cómo evolucionó el creador personal y artísticamente es lo que explicará la exposición. Y lo hará con un centenar de piezas, entre dibujos y esculturas, algunas de ellas, como 'El beso' y 'El pensador', de gran formato.

PRÉSTAMOS DIFÍCILES

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A Rodin le seguirá otro grande pero en este caso de la fotografía: Brassaï. Será en enero y será una retrospectiva importante que abarcará toda la producción del creador húngaro. Y si la suerte acompaña, a finales del 2018 llegarán otros dos artistas renombrados puestos cara a cara: Picasso y Picabia. El proyecto está avanzado pero es complicado de préstamos, ya que la exposición se centrará en mostrar aquello que une a los dos pintores para luego poder evidenciar sus divergencias, que eran muchas. "Picasso es un pintor que ama la pintura, y Picabia es un pintor que va contra la pintura, sin embargo hay una serie de momentos en los que coinciden en algunos de temas", apostilla Jiménez Burillo. Ahí están, por ejemplo, las españolas con peineta y mantilla que pintó el francés y el fantástico retrato que el malagueño hizo de Olga Khokhlova de la misma guisa.

Esta y la muestra dedicada a Rodin no viajarán a la sede madrileña  de la fundación (sí lo hará la dedicada a Brassaï), como tampoco podrán verse en Barcelona la exposición de apertura de la temporada en Madrid:  'Zuloaga en el París de la Belle Époque, 1889-1914', una muestra que «dará un enfoque europeo a un pintor, Ignacio Zuloaga, siempre ha sido considerado como  muy español", ajuicio de Jiménez Burillo. El hecho de que las exposiciones no se vean en las dos sedes obedece tanto a un problema de préstamos como a la intención de "hacer una programación que tenga un sentido en cada sitio", afirma el responsable cultural de la fundación .