Sesión de hipnosis de Pablo Berger

El cineasta Pablo Berger, en el rodaje de 'Abracadabra', junto a Maribel Verdú y José Mota.

El cineasta Pablo Berger, en el rodaje de 'Abracadabra', junto a Maribel Verdú y José Mota. / periodico

OLGA PEREDA / MADRID

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Pablo Berger (Bilbao, 1963) está convencido de que un buen director de cine no es el que más ordenes da en un plató sino el que más escucha. A los actores, a los ayudantes, a los sonidistas, a los fotógrafos, a los maquilladores. Con un envidiable estilo zen, el realizador atiende a todo el que se le acerca en mitad del rodaje de 'Abracadabra', su nueva aventura cinematográfica tras la mágica y torera 'Blancanieves' (2012), cinta muda y en blanco y negro con la que conquistó 10 premios Goyas.

Producida por la catalana Arcadia, 'Abracadabra' -rodada cámara en mano y a todo color- no es un cuento. Es la historia de una mujer (Maribel Verdú), una choni madrileña que combate su depresión no diagnosticada comprando compasivamente en mercadillos de extrarradio. El hombre con el que se casó (Antonio de la Torre) la ignora. Ni la mira. Un día, en una boda bien hortera, el marido es hipnotizado. Un espíritu le posee y se convierte en otra persona. ¿Qué hacer para expulsar el fantasma de su cuerpo? La solución, en el 2017, cuando se estrene la "comedia hipnótica". En España y  en el resto del mundo porque 'Abracadabra', coproducción con Francia, nace con la misma vocación internacional de los anteriores trabajos de Berger, incluida su primera película, 'Torremolinos 73', un taquillazo que tuvo hasta un 'remake' chino. 

CINE COMERCIAL

Además de zen, Berger es "positivo por naturaleza". Así que siempre piensa que sus películas -con clarísimos toques de autor- van a ser caballos ganadores. "La palabra comercial, aplicada al cine, no es despectiva. Al contrario. Lo que pretendo es hipnotizar al público, hacer que sueñen despiertos, que entren en trance, seducirlos", explica el bilbaíno en una pausa del rodaje, en el decadente y curioso palacio de Gaviria de Madrid. Allí, el equipo del filme ha levantado el Hostal Tutankamón, donde un experto en hipnosis (Josep Maria Pou) da una de sus clases magistrales. A ella acuden el personaje de Maribel Verdú y su primo (José Mota) para tratar de averiguar cómo expulsar el espíritu (Quim Gutiérrez) del cuerpo de su marido.

Rodada en parte en Pamplona por las jugosas ventajas fiscales que el Gobierno de Navarra ofrece al cine, 'Abracadabra' está ubicada en la época actual -con 'flashback' a los 80- en un Madrid tan 'cool' como casposo. Una ciudad del ladrillazo donde la clase trabajadora sufre para salir adelante.

SESIÓN DE HIPNOSIS

La hipnosis es el punto de partida de 'Abracadabra'. De hecho, Verdú, antes de meterse en la piel del personaje, se sometió a una sesión a manos del profesional que está asesorando al equipo de la película. "Alucinante, alucinante, alucinante", repite la actriz sin dejar claro qué pasó. Pero la hipnosis no es, ni mucho menos, el gran tema de un guion en el que a la gente ordinaria le pasan cosas extraordinarias. El realizador define 'Abracadabra' como "un drama muy cómico o una comedia muy seria". Y, dándose por vencido, al final asume que su nuevo trabajo es una "paella de géneros", una muñeca rusa  donde caben aventuras, terror, fantasía, drama y comedia. "Es una película compleja. Y con unos efectos especiales que todavía no sabemos muy bien cómo vamos a hacer", concluye el bilbaíno. La pausa del café y el bocata ha terminado. El realizador coge su gorra, su mochila, sus gafas y vuelve al plató. A dar órdenes y, sobre todo, a escuchar a todo el mundo.