Ricardo Menéndez Salmón gana el Biblioteca Breve con una distopía

La ambiciosa novela 'El sistema' se pregunta hacia dónde vamos como especie y se plantea la posibilidad de un futuro posthumano

Ricardo Menéndez Salmón, en la presentación del Premio Biblioteca Breve 2016

Ricardo Menéndez Salmón, en la presentación del Premio Biblioteca Breve 2016 / periodico

ELENA HEVIA / BARCELONA

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Si a Ricardo Menéndez Salmón (Gijón, 1971) se le reprocha la ambición de sus novelas, suele decir que asume el reto porque los límites de su ambición pueden llegar a ser los límites de su fracaso. La respuesta la tiene el lector. Así que ni por esas se ha arrugado ante ‘El sistema’, la  novela que le ha valido al escritor asturiano el Premio Biblioteca Breve, una distopía filosófica con el futuro de la Humanidad como horizonte que se mira en autores tan fundamentales como Kafka, Don DeLillo y Stanislaw Lem y en el fondo contiene sus preocupaciones de siempre. El jurado tampoco se ha quedado atrás, afirmando que la obra “abre nuevos caminos a la literatura”. El galardón está dotado con 30.000 euros.

El libro, admite  el autor, es un “precipitado elevado a una potencia superior” de sus temas habituales: la identidad del individuo, el mal vinculado al poder, la fuerza de la creación artística y el sentido de la Historia. Hasta alcanzar, por qué no, un tema nuevo, no menos trascendente: la posibilidad de un tiempo poshumano (al fin y al cabo ese era el final de ‘2001, Una odisea del espacio’). “Es verdad que la palabra humanidad puede resultar grandilocuente, pero ‘El sistema’ es una novela que se pregunta hacia dónde vamos como especie, como colectivo, dónde se dirigen los frutos de nuestra cultura, de nuestra ciencia, de nuestro supuesto progreso, de las grandes palabras que nos han traído hasta aquí, como democracia o libertad, para ponerlas en cuarentena”, explica.

EL INDIVIDUO Y LA REALIDAD

Lo que podría parecer una novela de ciencia ficción –tiene todos los elementos para serlo, aunque la etiqueta le parezca al  autor un tanto reduccionista- es en realidad una narración de ideas que lleva al protagonista y narrador a ser testigo del derrumbe del sistema imperante en una época futura atacado por fuerzas llamadas Ajenas, que se mantienen fuera del modelo económico y político imperante hasta el momento.   

Las dudas del narrador, que empieza siendo una pieza valiosa del sistema, acabarán convirtiéndole en alguien sospechoso. “El libro explora el lugar que ocupa el individuo frente a la realidad, de cómo una persona puede ser agente y luego convertirse en paciente, ser espectador y para luego devenir actor, ser protagonista y acabar como una mera cifra”, explica el autor, muy satisfecho de haber logrado un galardón que históricamente alcanzaron en su día Juan Benet, Juan García Hortelano, Juan Marsé José Caballero Bonald, cuatro de sus narradores de cabecera.

“Escribí este libro en BambergAlemania, gracias a un beca que me ofreció condiciones de trabajo impecables. Pero mi alemán es inexistente y eso provocó una relación muy difícil con mi entorno. Así que esa sensación de exilio, de desamparo, se filtró en la novela”, cuenta Menéndez Salmón. Pero no todo queda explicado con ello. Que su narrativa dispare una cierta incomodidad hacia el lector está en los genes del autor: “ Lo que hago no tiene nada que ver con la diversión o el esparcimiento y se asoma a la tradición fuerte de la literatura como un enorme mecanismo de provocar preguntas”.