La Revolución llega a Peralada

Barricadas, palacios destruidos y aristocráticas pelucas pasadas por la guillotina. La Revolución francesa llega hoy al Festival Castell de Peralada con Andrea Chénier, ópera verista de Umberto Giordano y un título de lo más oportuno para estos tiempos de revuelta económica y de pensamiento. «Es un guiño a la sociedad de hoy; pasados 220 años de aquella insurrección seguimos cometiendo los mismos errores». Lo cuenta el barítono Carlos Álvarez, que acompaña al tenor Marcelo Álvarez -debutante en el festival como el protagónico Chénier- y a la soprano húngara Csilla Boross (sustituta de Eva-Maria Westbroek, que canceló por motivos de salud) en la primera ópera montada íntegramente -decorados, vestuario...- en los talleres de Peralada. Un dato este también revolucionario.

«El festival ha arriesgado montando una producción con muchos medios y un elenco de lujo; un reto enorme para cualquier teatro. Es una heroicidad en estos tiempos», valora el director escénico, Alfonso Romero, que firma una puesta en escena concebida «como un personaje más». «No quería que fuera solo un decorado, sino que formara parte de la dramaturgia y evolucionara con la historia», sostiene. Romero ha diseñado un suelo inclinado como símbolo del naufragio de ese mundo de lujo y excesos.

Dividida en cuatro actos, la historia -con libreto de Luigi Illica, habitual colaborador de Puccini- está inspirada en la vida del poeta André Chénier, ejecutado en 1794, y se presenta como un drama romántico en el que el poeta y el sirviente Carlo Gérard (Carlos Álvarez) se disputan el amor de la joven noble Magdalena de Coigny (Boross, en su debut en España). La joven verá cómo su lujoso palacio y su vida se resquebrajan ante la sublevación del pueblo.

Orquesta y coro del Liceu

Fue una soprano catalana -Andreua-Avel.lina Carrera- la primera Magdalena de esta ópera estrenada en Milán en 1896 y pocas veces representada en Catalunya. La última vez fue en el 2007, en el Liceu, también con Álvarez como el idealista Gérard, «un personaje muy cercano», destaca el barítono. Ahora vuelve en una coproducción del festival ampurdanés (que ha mejorado la acústica del escenario) y la ABAO-OLBE, ópera de Bilbao, en la que participa bajo la batuta de Marco Armiliato la orquesta y el coro del Liceu. Será la despedida del director del coro, José Luis Basso, antes de su marcha a la Ópera de París.