U2 revive su épica en el Estadi

JORDI BIANCIOTTO / BARCELONA

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Si bien lo corriente es que el público acuda a un concierto con la intención de captar una expresión del momento, una propuesta que hable del presente del artista, lo de este martes en el Estadi Olímpic fue otra cosa. U2 no vino esta vez a decirnos lo inspirado que se siente con su nuevo disco, sino a recordarnos que hace 30 años conquistó el mundo con The Joshua tree. Pues sí, el rock alimenta, cada vez más, su propia nostalgia, aunque, entre todas las maneras de hacerlo, elige la más espectacular, a juego, en este caso, con la épica de un álbum inventado para sacudir grandes estadios.

Rock de amplios contornos, físico y espiritual, y antes que nada, el nervioso Sunday bloody Sunday, Sunday bloody Sundayevocador de los años de plomo de Irlanda del norte, abriendo la sesión tras el pase de un telonero de altura, Noel Gallagher's High Flying Birds. El exmiembro de Oasis, vestido con una camiseta del Barça, se encontró con un Estadi ya bastante lleno y razonablemente respetuoso con su rock de ecos negros (esa sección de viento) culminado con clásicos de su antigua banda, de Champagne supernova a Wonderwall y Don't look back in anger. Mensaje de fondo: Noel, haz el favor de reunir a Oasis y quizá así un estadio como este (bueno, un poco más pequeño) pueda ser tuyo.

PASO AL AKELARRE

PASO AL AKELARREY con 15 minutos de retraso y restos de luz de día, salió U2 cargando con un pequeño kit de bienvenida que siguió con otro oldieNew Year's day. New Year's day.The Edge, alternando la guitarra con el teclado y músculo pospunkEl cuarteto, reunido en el pequeño escenario alternativo, al final de la pasarela, con iluminación blanca. Bono tomó la palabra para elogiar a «este país de pintores, poetas, arquitectos, soñadores y almas hermosas». Añadió que visitó la exposición sobre David Bowie en el Museu del Disseny. «Era amigo nuestro, fuimos afortunados».

Sonó Bad, inesperada, supliendo a la habitual A sort of homecoming, y fundiéndose con un fragmento de Heroes, de Bowie,  Heroescon su estribillo gritado por Bono a pleno pulmón. «Para los poetas y los ídolos fallecidos», presentó en castellano. Arranque de la noche eficaz, completado por Pride (In the name of love). La pantalla larga y ondulada del escenario principal comenzaba a desperezarse y a soltar palabras como verdad, igualdad, construir, despertar. Ahí sí, arrancaba el akelarre de The Joshua tree, con la silueta del álbum recortándose sobre el fondo rojo y Where the streets have no name, una de las canciones de apertura de disco (y de concierto) más apabullantes de la historia del rock, abriéndose paso sobre un fondo de paisajes desérticos de la gran América.

Siguiendo el orden del disco, cayeron I still haven't found what I'm looking for, cantada por el Estadi, y  I still haven't found what I'm looking for,With or without you Las tres hits, seguidos. La lógica de las grabaciones, su cadencia, no es la misma que la de los conciertos, pero no importa: se trataba de rendir culto a un monolito del rock centímetro a centímetro. La tesis de que la extravagancia de un montaje guarda proporción inversa con el interés del disco en el que se inspira una gira se cumple en cierta medida con U2: esta vez no había arañas gigantes ni pantallas translúcidas transversales, como en sus dos últimas giras. Montaje de vídeo espectacular, sí, pero con el foco centrado en la música, que bien lo valía.

TAMBORES DE GUERRA

TAMBORES DE GUERRA«Aquí vienen los problemas», musitó Bono a propósito de la marcial Bullet the blue sky, Bullet the blue sky,inspirada en la política estadounidense en Centroamérica en los 80. «Bienvenidos a la cara B», presentó Bono la segunda parte del disco. Red hill mining town, majestuosa, tocada por arreglos de metal, y un Trip through your wires con cita a Spanish eyes. El cantante recordó que One tree hill la inspiró el maorí Greg Carroll, fallecido en un accidente de moto. Sofocante Exit, con cortinas de guitarra saturada, y Mothers of the disappeared, sobre los desaparecidos en Argentina y otros países latinoamericanos, con imágenes de mujeres portando velas encendidas y, modificando al final el estribillo, la frase en español «El pueblo vencerá».

En el bis, un Miss Sarajevo con vistas a la tragedia de Siria Miss Sarajevoy escenas de campos de refugiados, y una traca final con repertorio posterior a The Joshua Tree: de Beautiful day, Elevation Vertigo (con otro guiño a Bowie: Rebel, rebel) a Ultraviolet y One, evocando la otra cumbre de U2, Achtung baby (1991). Y un punto y final no previsto con una pieza inédita, recogida, The little things that give you away, destinada a su próximo disco, The little things that give you away, Songs of experiencey con la que U2 nos quiso decir que tiene mucha vida por delante.