El resurgir de Masciano

A veces la vida obliga a cambiar el chip. El cerebro se bloquea y uno necesita concederse un tiempo para tomar aire, despejarse y replantear su existencia. Lo sabe bien Lucas Masciano, cantautor argentino afincado en Catalunya, que regresa con un De París a Transilvania, el primer disco que realiza en cuatro años. Su crisis existencial y sus contradicciones quedan patentes en el álbum, un disco sincero donde recupera el sonido más orgánico de su primera época que también le acompañará mañana en la presentación del disco en el Teatro Latino (antiguo Teatre Principal).

«Yo empecé cantando en la calle. Después grabé ocho discos, hice giras... Estuve dentro del sistema musical hasta que hace dos años me paré: no me salían las canciones, ni tampoco tenía ganas de tocar», explica Masciano. En aquel momento optó por un cambio radical. Abandonó a su pareja, dejó su estudio de grabación y lo vendió todo menos sus guitarras, que acabaron diseminadas en casas de amigos. Puso rumbo a la India. Recorrió el país de norte a sur durante tres meses. Alejado de la rutina, Masciano recuperó las ganas de tocar y componer. «En este nuevo disco la idea era volver al principio con la experiencia de ahora», cuenta. Y añade: «Quería recuperar la ilusión que tenía cuando empecé a tocar hace 12 años. Antes escribía con mucha pasión sobre la inmigración, el desarraigo, la libertad. Ahora, a mis 36 años, hablo de tormentas personales, de sortear adversidades mentales, de haber sufrido mucho y de volver a resucitar cual ave Fénix de las cenizas».

Al volver, grabó su nuevo disco con calma, sin prisa y quiso completarlo de una manera original, ofreciendo la posibilidad de colaborar a músicos de diferentes países que encontró tocando por las calles de ciudades europeas. Fue una aventura. «Transformamos la furgoneta en la que viajábamos en estudio de grabación y recorrimos Europa durante ocho días», recuerda el músico trotamundos. «Buscábamos intérpretes en cada sitio donde parábamos, entre París y Transilvania. Nada estaba organizado, nos dejamos llevar por nuestra energía, a ver qué podía pasar». Más allá del álbum, Masciano aprovechó para rodar un documental sobre la experiencia que se ha editado con idéntico título que el disco.

Tan fascinado quedó de la experiencia que, para evitar que se le vuelvan a cruzar los cables, proyecta hacer otro disco con la misma filosofía. Dentro de nueve meses se ha propuesto dejarlo todo de nuevo para poner rumbo a Latinoamérica. Esta vez viajará De Tijuana a Buenos Aires durante tres meses con el fin de descubrir nuevas sonoridades y de alejarse de todo lo que rodea la industria musical. «Esa desconexión del sistema me hará bien. Necesito sentirme vivo. Muy metido en el circo de la música sufro y si estoy muy alejado, me siento en el aire. Tener un pie dentro y otro fuera me ayudará. Quiero encontrar el equilibrio, participar en el mundo de la música sin que me haga daño», destaca el cantante, originario de Chivilcoy, población de la provincia de Buenos Aires que probablemente visite en su periplo.

Ya habrá tiempo para pensar en ello. Hoy por hoy su destino más inmediato está en el Teatro Latino, junto a su público.

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