Respirar en paz

Lennon hacía toda la pinta de haber encontrado una cierta forma de felicidad después de haber tocado el sol

DAVID CARABÉN

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«Lo que podríamos llamar la institución artística de este país saca plenamente provecho de la presencia y el dinamismo de John y de Yoko. Inspiran, trascienden, estimulan y, de este modo, ayudan a otros a ver la luz. Contribuyen también a poner fin a las desviaciones de este comercio hambriento calificado de arte por los medios superpoderosos. ¡Vivan John Yoko! Que puedan vivir aquí y respirar en paz».

Esto es lo que decía, mal traducida, las carta que Bob Dylan envió manuscrita a las autoridades de su país para apoyar a John Lennon en su batalla contra los servicios de inmigración estadounidenses una vez hubo expirado su visado en 1972. Lennon ya no volvería más a Inglaterra hasta su muerte y se pasaría la década buscándose a sí mismo tras el fin de la etapa más brillante de su carrera al frente de los Beatles.

A base de golpes de genio, de dudas existenciales, artísticas y políticas, hasta la noche de su muerte, todavía hoy, a través de sus discos, podemos asistir al desenfreno, la caótica huida adelante, la resaca y la recuperación del equilibrio y la paz espirituales. Una crisis de los cuarenta en toda regla, vamos.

¿Qué celebraríamos hoy si John Lennon hubiera sobrevivido? Los 75 años de la vida de alguien que hace toda la pinta de haber encontrado una cierta forma de felicidad después de haber tocado el sol.