El rescate de 'Lo poder del cant'

Eduard Iniesta recrea en el Auditori el álbum de 1980 con músicos de la grabación original

De izquierda a derecha, Xavier Batllés, Joan Albert Amargós, Eduard Iniesta y Jordi Fàbregas.

De izquierda a derecha, Xavier Batllés, Joan Albert Amargós, Eduard Iniesta y Jordi Fàbregas.

JORDI BIANCIOTTO
BARCELONA

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El verano de 1979, una veintena de músicos grababan un disco que dio que hablar en los ambientes del folk y la música layetana, si bien no se reeditó nunca en compacto y hoy es casi inencontrable. Ese álbum, 'Lo poder del cant', publicado a mediados de 1980, inspiró a un preadolescente llamado Eduard Iniesta, que este jueves lo reconstruye, con un grupo amplio y varios implicados de la grabación original, en el recital 'Folk laietà' (Auditori, 21.00 horas).

El disco venía firmado por Jordi Fàbregas, Xavier Batllés, Josep Cabré i L'Harmònica Brava, un nombre casi tan largo como la lista de instrumentos que lucía en los créditos, propios de la rondalla (bandurria, mandolina, laúd), a los que ellos sumaron ciertos exotismos (tres cubano, guitarra portuguesa) y vientos.

Con forma de jamón

Fàbregas venía de Coses; Batllés, de la Orquestra Mirasol y su escisión de La Rondalla de la Costa (que ya reivindicó previamente ese formato instrumental) y Cabré, de la música antigua. Había, subraya Batllés, «una intención identitaria» en su decisión de reivindicar lo que ellos llaman «la pernileria», los instrumentos de doble cuerda, con forma de jamón, aunque miraron a la música latina en su apropiación de ritmos como el guaguancó y el merengue. «Entonces había una necesidad de que la música tradicional incorporarse un elemento rítmico interesante», recuerda Fàbregas.

Entre los implicados en aquella grabación, que se presentó en concierto una sola vez, en el Palau, estuvieron Josep Maria Bardagí, Joan Saura (años antes de Koniec), Carles Benavent y Joan Albert Amargós, estos dos últimos vinculados a Música Urbana y que tomarán parte en el recital de hoy. Amargós coincide en que el disco expresaba un deseo de delimitar un espacio cultural propio. «No queríamos parecernos a los ingleses y norteamericanos. Quizá teníamos menos técnica que ellos, pero buscábamos un sonido nuestro, mediterráneo», explica. «Y con cero prejuicios», añade Batllés.

El repertorio lo constituyen piezas populares, de la Cerdanya o la Patum de Berga, que Iniesta recrea manteniendo los definitorios arreglos del disco. «No tendría sentido que los cambiara», alega el músico, que elogia 'Lo poder del cant' como un trabajo «intrépido y singular de un modo muy autóctono».