LA NUEVA VIDA DEL MAYOR ÉXITO DEL TEATRO ESPAÑOL

El regreso de 'La extraña pareja'

DISÍMILES 3 Arriba, a la izquierda, los dos actores en un ensayo antes de emprender una minigira por Catalunya. Sobre estas líneas, con el director, Ángel Alonso.

DISÍMILES 3 Arriba, a la izquierda, los dos actores en un ensayo antes de emprender una minigira por Catalunya. Sobre estas líneas, con el director, Ángel Alonso.

IMMA FERNÁNDEZ
BARCELONA

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Se abre el telón y asoma un apartamento de susto, con la ropa tirada por doquier.  Es el piso de divorciado de Óscar, un tipo guarro, desidioso, abanderado del desorden... pero con gracia. El malogrado Paco Morán se metió en su pellejo y convivió con Joan Pera -en el antagónico papel del pulcro y maniático Félix- durante cinco años consecutivos en Barcelona (de 1994 a 1999). La extraña pareja, un clásico del neoyorquino Neil Simon, vuelve -a partir del 12 de septiembre en el Teatre Condal- con el mismo director, Ángel Alonso, y el sevillano Antonio Dechent dándole la réplica a Pera. En la ficción, Félix se va a vivir con su amigo Óscar cuando su mujer le da portazo. Los colegas de timba (Enric Llort, Enric Boixadera y Rafa Cruz) y dos vecinas tontainas (Marta Domingo y Cristina Solà) completan el cuadro.

Gasta Dechent un humor seco, altura de alero y la voz grave del legendario actor cordobés. «La sombra de Paco es muy alargada pero a mí me ha resultado protectora porque he visto su trabajo y me ha ayudado a enfrentarme al personaje. Pero ahora debo olvidarlo y encontrar mi propio Óscar, mi camino para tratar con extraterrestres como Félix y Joan Pera», explica Dechent, que debuta en los escenarios de Barcelona.

POLOS OPUESTOS / Escrita en 1965, la obra explota la chispa de los polos opuestos. El uno, un histérico de la limpieza, pegado al delantal y el cullerot. El otro, un compulsivo del desorden; un vivales feliz en su caos. «El éxito de la obra radica en tener dos personajes extraordinarios, todo el mundo conoce a alguien que se parece a uno u otro. El trabajo fue encontrar a un actor que fuera lo más distinto a mí, como sucedía con Paco. Mire a Antonio: a mí no se me ocurriría presentarme así a una entrevista», suelta Pera hecho un pincel. «Claro, yo no tengo aquí una mujer que me planche», justifica Dechent su arrugada camiseta.

El actor andaluz admite algún punto en común con su personaje: «No soy tan guarro, eh, ni caótico; ordeno todos mis libros y trabajos. Pero sí tengo su ansia de libertad. Así como Pera es muy hogareño, yo me aplico lo de como fuera de casa en ningún sitio». También comparte con Óscar la importancia de los amigos -«es lo que hay que conservar siempre»- y ver la vida «con mucho sentido del humor». Más semejanzas: «Tengo ese punto canalla, de sinvergüenza, de no dar importancia a lo que no lo tiene; a cosas prescindibles como la limpieza».

Habla su opuesto. «Hay mucho de mí en Félix, lo admito. Aunque no soy tan cartesiano, soy un poco más bohemio y es mi mujer quien limpia. Pero cuando estoy mirando la tele y ella me pregunta: '¿Qué ves en la tele?', yo le digo: 'Polvo». Hipocondriaco como en la ficción, el actor  detalla la ristra de médicos que verá en la semana. «Hoy iré por una peca que me ha salido, mañana, por la próstata y después por el corazón». Quiere chequearse bien antes de empezar el maratón. «Es que yo tengo poca salud, para ir tirando», aclara con mueca risueña. «Pues yo nunca iría al médico si no estoy realmente enfermo», replica Dechent. En algo coinciden ambos: de tener que elegir a uno u otro para convivir, se quedan con Óscar. «Es más manejable, no soportaría a Félix», reconoce Pera. «Es un tipo desesperante», zanja su colega.

El feeling de esta nueva extraña pareja se ha ido cocinando a fuego lento. «Ha costado. Mi trabajo ha sido intentar gustarle a él. Y es un tipo difícil, los sevillanos son serios, tienen un humor serio», revela Pera. «Sí, somos serios, y cuanto más nos reímos más serios estamos», conviene su partenaire, que asegura estar aprendiendo mucho del actor de Mataró: «Domina muy bien las claves del ritmo de la comedia, yo vengo de otra forma de trabajar. Él, en una escena es capaz de crear burbujas, gags, que es lo que más funciona».

El director le ha prohibido a Pera que dé rienda suelta a sus famosas morcillas (improvisaciones); debe esperar a que su matrimonio con Dechent esté consolidado. Difícil. «Es que más que improvisaciones, son vivencias. A veces me salen cosas en catalán, es algo sincero, no lo puedo evitar», se justifica un Pera que este julio vivió una experiencia religiosa inolvidable. Por primera vez en dos décadas, cogió las maletas y se escapó de vacaciones con toda su familia supernumerosa. «Hacía 20 años que no salía de vacaciones, solo breves escapadas por Cata-

lunya. Cogí a toda la familia, a mis seis hijos, y nos fuimos una semana a Israel». «¡A ver la guerra!», suelta, chistoso, Dechent.