LA COMIDA DE LAS GIRAS

Postres de músico

Media docena de artistas explican cómo ha evolucionado la alimentación en salas, festivales y fiestas mayores donde actúan

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NANDO CRUZ / BARCELONA

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Almendras, avellanas, pasas, nueces y una copita de moscatel. Ese es el contenido habitual del postre de músico. Cuentan que se llama así a esta receta típica catalana porque es lo que se ofrecía a los músicos cuando iban a tocar por los pueblos. Otros explican que esto es lo que cenaban músicos y actores de teatro antes de subir a escena porque era un alimento energético, poco pesado y, además, no manchaba la ropa. Y los hay que precisan que eso era lo que se llevaban los músicos en el bolsillo tras cenar en la casa que les acogía cuando se hacía tarde y ya no podían tomar el postre en la mesa.

En cualquier caso, ese puñado de frutos secos acompañado de algún vino para aclarar la garganta ha sido durante siglos el principal alimento de los músicos en Catalunya. Hace décadas que se adoptó el término cátering para los alimentos que un festival, una sala o una comisión de fiesta mayor sirve al músico en el camerino. Sin embargo, el contenido de esos cáterings no se ha modernizado tanto como sugiere el anglicismo; sobre todo, cuando se trata de alimentar a músicos poco famosos.  De hecho, algunas cenas aún se parecen sospechosamente a aquellos postres de músico centenarios.

Aprovechando el verano, época de gran actividad musical, hemos preguntado a media docena de músicos sobre su alimentación en las giras.


091

EL MISTERIO DE LOS LACASITOS

José Ignacio Lapido, miembro de los recién reunidos 091, debutó en 1980, cuando "la palabra cátering no estaba inventada" y los camerinos "solían ser aulas de escuelas o despachos del ayuntamiento, pues los conciertos se hacían en el patio del colegio o en la plaza del pueblo". Entonces, "el comer y beber se solucionaba con tíquetss que te daban en la barra de la feria". El granadino explica que en el "cátering de cortesía" que ofrecen hoy los festivales lo normal es "un par de botellas de alcohol de alta graduación, vino, refrescos, cervezas, agua, sándwiches, tortilla de patatas, bocadillos, fruta que nadie se come, empanadas, frutos secos y embutidos de diferente calidad y estado de conservación".

La experiencia le dicta que "si te ponen en un camerino sin aire acondicionado una tortilla a la hora de las pruebas de sonido y cuando vuelves horas después sigue allí, el miedo a la salmonella te dicta que ni la pruebes". Pero aún no ha resuelto el gran misterio de los lacasitos. "En los cáterings nunca faltan conguitos y lacasitos y aún me pregunto por qué. Reconozco que a veces me los llevaba a casa para mis hijos, cuando eran pequeños. No sé si me los llevaré en un futuro para mis nietos", apunta.


QUIMI PORTET

¿QUÉ SE HIZO DE AQUELLAS COSTELLADAS?

Desde finales de los años 70, Quimi Portet ha engullido desde "pistachos y agua, un caso extremo pero no inhabitual" (y en la más pura tradición del postre de músico), hasta platos igualmente adscritos a la tradición catalana, pero más copiosos. Desgraciadamente, estos últimos empiezan a escasear. "La añorada costellada, por ejemplo, a menudo ha sido sustituida por una especie de cocina internacional falsificada y equívoca", lamenta.

La experiencia dicta que antes de un concierto no conviene cenar más de la cuenta. "Un concierto tiene un componente físico que no es muy compatible con un festín excesivo", explica Portet. Pero la tentación puede ser irresistible. "Recuerdo en Banyoles, en el festival Aphònica, una cena apoteósica con canelones de Can Roca d'Esponellà". Según revela Portet, en el Aphònica suelen encargar cenas 'a medida' para cada artista.


NÚRIA GRAHAMEL PLÁTANO PODRIDO

La vigatana Núria Graham ya tiene alguna experiencia de lo que significa actuar en lugares en los que la alimentación del músico no es una prioridad o, por lo menos, no lo es si se trata de músicos aún no famosos. Recuerda perfectamente el peor cátering: "Un plátano podrido, cuatro frutos secos y aguas. Sin cerveza ni nada". No recuerda dónde fue. O tal vez no quiere.

Por ahora Graham nunca se ha quejado de que un cátering es lamentable. "Si te pagan la cena ya es un lujo", reconoce. Por eso destaca con alegría su paso por el festival Sons Solers. "Toqué hace poco y había un bufet libre pata negra. Eso hace que te tomes todo el asunto del festival mucho mejor".


LOVE OF LESBIANDEL 'TUPPERWARE TOUR' A LA BARBACOA VIP

Los años de hambruna quedan lejos para Love Of Lesbian. Pero su batería Oriol Bonet no los ha olvidado. En 1999 bautizaron una de sus primeras excursiones más allá del Ebro como el 'Tupperware tour'. Iban muy tirados, pero en Plasencia les esperaban "platillos de carne adobada, tapas variadas, vinos increíbles, pan buenísimo, aceitunas brutales, lacón… ¡Lo recuerdo como uno de los mejores cáterings que hemos tenido nunca!", exclama.

El éxito comercial repercute directamente en la oferta gastronómica y el grupo de Santi Balmes no es la excepción. Hace dos años, en el festival Low de Benidorm, organizaron una barbacoa para un centenar de fans en la piscina vip de la zona de camerinos. "Joanra servía cervezas en la barra, Juli y Jordi pinchaban música, Santi era el relaciones públicas que atendía a los fans y yo estaba detrás de la parrilla con la carne", relata el batería.

Este verano su particular podio de cáterings lo componen Arenal Sound, Cap Roig y Bilbao BBK. En el primero había "una zona de barbacoa de la que salían burguers, yakitoris, pinchitos y montaditos de todo tipo". Del segundo destaca el desayuno: "Cuando llegas de un viaje largo, desayunar un bocadillo hecho en la biquinera con buen pan, tomar un buen café y un zumo y dar una vuelta por los jardines no tiene precio". En Bilbao tenían una degustación de quesos de Izoria, pan artesano y txakoli de la bodega Astobiza. "Todo ello hace que volvamos a casa con unos quilitos de más. Es que la fruta ni la tocamos. Y eso que nos la ponen siempre", reconoce.


LE PARODYODA A LOS CÁTERINGS FEMINISTAS

Confiesa la andaluza Soledad Sánchez, alias Le Parody, que la comida es su segunda cosa favorita después de la música. Y que los mejores cáterings los ha encontrado "en festivales autogestionados, salas semiclandestinas y eventos del 'underground'" porque allí "no se persiguen objetivos concretos de promoción o entretenimiento". "No es lo mismo tomarse cualquier 'snack' de mierda para no morir de hambre que disfrutar de un plato que alguien ha cocinado en su casa expresamente pensando en ti", ilustra.

Le Parody ubica el mejor cátering reciente en una fiesta del colectivo feminista madrileño Sisterhood. "Era comida casera que traían de sus casas en 'tuppers' para compartir. Y no cualquier cosa. Eran exquisiteces con todo tipo de opciones: vegana, carnívora, dulce, salado, fruta... Comentamos medio en broma que los cáterings feministas son los mejores, pero es así".

Ella sí pone nombre al peor cátering que ha probado nunca: el de 'Los conciertos de Radio 3'. Contenido para tres personas: "tres mitades de sándwich con el pan medio duro, unas manzanas insípidas, coca-colas y un termo de café. Pedían disculpas en la hoja de producción que nos mandaron previamente, achacándolo a los recortes. Es trágicamente metafórico que los recortes afecten a algo tan básico como dar de comer", reflexiona.


FUNDACIÓN TONY MANERO

LA 'TARTIFLETTE' DE ANGULEMA

Lalo López, guitarrista de la Fundación Tony Manero, de The Excitements, la Banda Achilifunk, Chocadelia Internacional y de cualquier combo que requiera un sabio y entusiasta toque funk, empezó en este oficio hace dos décadas. "Cuando poner ganchitos de cátering era algo casi moderno", dice. El guitarrista remarca que donde mejor ha comido es en Europa. "Mi estómago tiene muy buen recuerdo de las salas francesas", resalta. Y pone de ejemplo todo lo que cató en La Nef de Angulema: "El menú consistía en el habitual tabulé, diferentes ensaladas, lasaña o parmigiana y 'tartiflette', un pastel caliente de patatas con queso y champiñones. Y de segundo había un pollo al horno y pescado con una salsa de mantequilla buenísima".

En España aún estamos a años luz, pero la situación ha mejorado. "Tiempo atrás los promotores y representantes de zona de fiestas mayores no tenían en cuenta estas cosas. Te pagaban y tocabas; fin. Sus discípulos han evolucionado", asegura, pero reclama que las mejoras lleguen también "al cuerpo técnico, a montadores, regidores, personal de carga y descarga" y no solo al artista. "Se trata de crear unas condiciones que hagan que todos los que participan en la producción del espectáculo se sientan a gusto".

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