El puzle del arte de BCN inicia su simplificación

Ordenar, racionalizar y simplificar. Son las tres palabras más repetidas por Ferran Mascarell para referirse a sus planes para los centros de arte contemporáneos de Barcelona. El primer paso para aligerar la intrincada estructura que los rodea ha sido la reformulación del Conca -más pequeño, sin atribuciones en las subvenciones y liberado de pagar los emolumentos del Canòdrom - y el segundo comenzará a finales de mes con el debate, en la comisión delegada del Macba, sobre cómo debe ser el sistema.

Un sistema que es un puzle de salas con funciones parecidas pero con diferentes administraciones en su titularidad. Léase, Arts Santa Mònica y Virreina, el primero dependiente de la Generalitat y el segundo del Ayuntamiento; Centre de Cultura Contemporània de Barcelona (CCCB), donde el principal valedor es la Diputación; el Museu d'Art Contemporani de Barcelona (Macba), gestionado por un consorcio privado y público -consistorio y Generalitat-.

Y el Canòdrom, equipamiento tan intrincado que seguirle la pista empieza a ser difícil: centro municipal gestionado por el Macba y con un director pagado -hasta el 2012, que su nómina pasó a depender del museo- por la Conselleria de Cultura a través del Consell Nacional de la Cultura i de les Arts (Conca). Ahí es nada.

FABRA I COATS / Todo apunta a que el futuro pasa porque Fabra i Coats, y no el Canòdrom, aloje el centro de arte contemporáneo. Y porque sea en la antigua fábrica textil, y no en el CCCB, por donde crezca el Macba. Habrá que ver qué ocurre con el Arts Santa Mònica y La Virreina. Y si las tesis delconseller para deshacer el puzle: un paraguas que cobije los centros de la modernidad con el Macba como referente, logran imponerse.