CRÓNICA

Pórtico de Primavera Sound con carácter

El festival calentó motores en Apolo con dos nombres de culto del rock y la experimentación, Psychic TV y Mar Otra Vez

Genesis P-Orridge apolo primavera sound

Genesis P-Orridge apolo primavera sound / periodico

JORDI BIANCIOTTO / BARCELONA

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Si ciertos extremismos sonoros caen hoy sobre una audiencia vacunada y curada de espantos es debido a que en otros tiempos figuras como, por ejemplo, Genesis P-Orridge y la tropa de Mar Otra Vez se dedicaron al deporte de explorar límites. Ambos pusieron el lunes en Apolo un prólogo airado y a la vez historicista a un Primavera Sound que abrirá formalmente este jueves su nueva edición en el Fórum.

Mar Otra Vez fue una rarísima flor del rock experimental español de mediados de los 80, y su primera obra, el minielepé ‘No he olvidado cómo jugar embarrado / Fiesta del diablo y el cerdo’, publicada por la indie primigenia Gasa, llamó la atención por su vehemente modo de jugar con imágenes poéticas al filo de lo imposible en preciso diálogo con guitarras trastornadas. Plástica que luego Javier Corcobado (voz, saxofón, bidón de gasolina) desarrolló por su cuenta hasta convertirla en un exclusivo cliché, y que en Apolo se mostró en bruto, conservando sus bruscas inflexiones y sus histéricos aullidos. La versión original.

PLACER CON DOLOR

El recompuesto quinteto entró en escena a lomos de la guitarra ‘psychobilly’ de ‘Jonas’ y de ahí a ‘He matado a mi hermana’, ‘Hé’, ‘Ladra’... Centrándose en el temario de aquel disco, reeditado en su 30º aniversario, aunque modificando luego un poco el orden de las canciones y dejando para el final ‘Canción pequeña  II’, cabaret siniestro con simpatía por The Stooges y un Corcobado que alternó los soplidos de saxo con la teatralidad perturbada (“cruzo una puerta, otra, otra, otra...”). Material ostentosamente angustioso, emparentado con el primer Nick Cave (y con el Tom Waits chatarrero) y en el que pocas licencias placenteras salen gratis. “Las paredes nos aplastan mientras nos besamos”, se relamió Corcobado en ‘Ámame’.

Y del tormento interior a la mística esteparia de Genesis P-Orridge y su nueva versión de Psychic TV, conocida también como PTV3, más cerca que en los 80 de una idea de banda de rock convencional, batería acústica incluida. P-Orridge irrumpió con modos de gurú en una versión de ‘Jump into the fire’, de Harry Nilsson, monocorde y alimentando un paisajismo psicodélico a lo The Doors.

El exmiembro de Throbbing Gristle evitó la nostalgia porque se siente en otra fase vital, aunque sí se avino a viajar fugazmente a los 80 para repescar ‘Just like Arcadia’ (“esta es una canción muy antigua, no habíais ni nacido”), pero con unas guitarras rockeras que tergiversaron su originario encanto pop frío y sintético. Este es otro Psychic TV, una banda que pareció dialogar con fuerzas cósmicas en la penetrante letanía de ‘Burning the old home’ y que se asentó en un tremendismo espiritual en ‘Greyhounds of the future’ y ‘After you’re dead, she said’ para culminar el concierto cara a cara con los abismos.