GALARDÓN DOTADO CON 100.000 EUROS

Premio al compromiso creativo

Isidoro Valcárcel Medina recibe el Velázquez por su aportarción al arte

Isidoro Medina Valcárcel, ayer en su casa.

Isidoro Medina Valcárcel, ayer en su casa.

NATÀLIA FARRÉ / BARCELONA

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Conceptual. Alejado de las ortodoxias. Artista de minorías. Al margen de la oficialidad artística. Y crítico con el sistema. Así es Isidoro Valcárcel Medina (Murcia,1937) el nuevo Premio Velázquez, un galardón dotado con 100.000 euros que el creador recibe por su «sobresaliente aportación al arte desde el compromiso ético, político y social, habiéndose convertido en un referente crítico en la escena artística contemporánea internacional», según reza el acta del jurado. Contra lo que podría haber sido previsible, Valcárcel Medina aceptó la distinción encantado: «No tengo nada en contra, al contrario».

Aunque no siempre ha estado tan de acuerdo con el mercantilismo que rodea el mundo del arte. La mejor manera de explicar la actitud de este singular creador siempre fiel a sus ideas es a partir de  las anécdotas que ha protagonizado. Hay muchas, como la vez que una fundación le rechazó una muestra porque el presupuesto que pasó fue de 6 euros. Un mal precedente, por barato, que la institución convocante

-Valcárcel Medina nunca ha revelado su nombre- no quiso aceptar. Aunque más conocida es la vez que se le negó exponer en el Reina Sofía porque antes pidió los presupuestos de los últimos montajes del centro madrileño y este no se los facilitó. El artista llevó el caso al  Defensor del Pueblo  (consideraba que se trataba de datos públicos) y reclamó ante el Ministerio de Cultura y al Congreso de los Diputados.

Toda la documentación que generó el desencuentro con el Reina es lo que Valcárcel Medina considera como obra. Más efímera es la que realizó para el Macba. El artista estuvo durante seis días pintado con un pincel del número 8, el que se usa para las acuarelas, una pared del centro. Pidió cobrar los mismos honorarios que hubiera ingresado un pintor de brocha gorda por el trabajo: 900 euros. Unos ingresos muy alejados de los que reciben muchos artistas por enviar las instrucciones de sus obras para que otros las realicen.

Tampoco le gusta vender sus creaciones, así que Valcárcel Medina vive de la rehabilitación de viviendas, que por algo se formó en Arquitectura, además de Bellas Artes. Y la arquitectura también tiene mucho que ver con parte de su trayectoria, sobre todo con la etapa que vino después de sus inicios pictóricos en el informalismo. En este segundo periodo se dedicó a las grandes intervenciones en el espacio urbano. Ahí están, por ejemplo,  Estructuras tubulares, la obra realizada específicamente para los Encuentros de Pamplona de 1972. Y las piezas que ponían en evidencia las realidades que se derivan de la construcción de un pantano o de un movimiento como el okupa.

DOCUMENTAL SOBRE SU VIDA  / Desde entonces su obra ha ido evolucionando desde propuestas objetuales susceptibles de llegar a ser mercancías artísticas hasta la desmaterialización. Punto que favorece la aparición de una actitud que transforma la percepción de obra de arte en experiencia de arte.

En el 2007 fue galardonado con el Premio Nacional de Artes Plásticas y   en febrero de este año  se estrenó en el Festival Punto de Vista de Pamplona No escribiré arte con mayúscula, un documental sobre su vida y obra.

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