Ideas

Un póster de los Smiths

JORDI PUNTÍ

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La música es repetición, y la repetición es memoria, por eso escuchamos una y otra vez las canciones que nos gustan. Si nos obsesionan es porque este bucle estimula nuestros recuerdos, ya sea la vivencia de un instante puntual o el nudo de estados de ánimo de toda una época. Pero a menudo no nos basta con la música. La relación con la memoria es tan fuerte que ampliamos el interés y queremos saber detalles de esas canciones: atendemos a sus letras, los títulos, las cubiertas de los discos o los chismes del grupo en busca de pistas.

Estos días se puede admirar un claro ejemplo de esa musicofilia en el vestíbulo de la Fnac Triangle, en Barcelona, porque hasta el 20 de julio se exponen una treintena de pósteres promocionales de ese grupo fugaz y grandioso que fueron los Smiths. La colección es propiedad deMarc Capellay la excusa -dolorosa- para mostrarla en público es que hace 25 años que los Smiths se separaron. La exposición agitará los recuerdos de muchos incondicionales, porque el grupo -sobre todoMorrissey- cuidaba mucho la imagen promocional, hasta el punto de que algunas cubiertas son ya iconos del pop:Jean Marais en la cubierta delsingledeThis Charming Man;Truman Capote saltando en la imagen deThe Boy with the Thorn in his side; o la famosa foto del grupo frente al Salford Lads Club, de Manchester.

Recuerdo con qué incredulidad recibí la noticia de su separación. Los Smiths solo estuvieron cinco años juntos y grabaron cuatro discos de estudio, pero dejaron una huella imborrable. Los pósteres de la Fnac me llevan de nuevo a esos años. Revivo con ellos la revelación que fue escuchar por primera vezReel around the fountainen mi tienda de discos. La rabia de perderme su actuación en Studio 54, la única en Barcelona, y el gozo de verles dos días después por la tele, en el concierto histórico de Madrid que retransmitióLa edad de oro. Esos cinco breves minutos, tras escucharMeat is Murder, en los que acaricié la idea de hacerme vegetariano…