ARTE EN TENSIÓN

La polémica luce en el Macba

Unos visitantes se hacen un selfi con la polémica caricatura de Juan Carlos.

Unos visitantes se hacen un selfi con la polémica caricatura de Juan Carlos.

Natàlia Farré

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'Not dressed for conquering' y la exposición que la acoge, 'La bestia y el soberano', son desde el sábado accesibles en el Macba. Pero que nadie se lleve al engaño: que la muestra finalmente se haya abierto no significa que la polémica que ha acarreado desde su suspensión, el miércoles, haya escrito su capítulo final. Ni mucho menos. Lo del sábado no es más que un nuevo acto del sainete en que se ha convertido la censura, por parte de la dirección del museo, de la caricatura del rey Juan Carlos. El lunes habrá un nuevo episodio cuando se reúna la Comisión Delegada para evaluar la situación.

En espera de la reunión, la tensión entre las partes enfrentadas no amaina, y para muestra, el desacuerdo -escenificado a modo de discusión en el atrio del centro- entre los protagonistas de la polémica (el director del museo, Bartomeu Marí, y los comisarios, Valentín Roma y Paul B. Preciado) sobre la conveniencia de abrir sin más o de abrir gratuitamente y con inauguración.

Ganó la institución y el museo franqueó el acceso como otro sábado cualquiera, previo paso por taquilla. El público aumentó en un 48% respecto a otros sábados, y hubo expectación mediática. También, declaraciones de los comisarios, no del director, que desapareció de escena. «No podemos criticar la actitud del terrorismo islámico frente a las caricaturas de Mahoma de Charlie Hebdo «Nada certifica que sea Juan Carlos. Es una caricatura del poder colonial soberano. Lo que se está criticando son las relaciones de explotación sexual colonial entre el imperio español y América Latina. Va mucho más allá de la persona de Juan Carlos, es un imaginario», añadió.

Aclarado el sinsentido de la censura, hubo tiempo para hablar del sinsentido de lo sucedido. «La dirección y el patronato estaban al corriente». «No se ha hecho nada irregular. Se han seguido los trámites. No hay ninguna obra de 120 kilos que venga volando desde Viena y se coloque sola en las salas». La espoleta que hizo estallar la bomba fue la pregunta que los comisarios hicieron a Marí, el lunes, mientras repasaban los detalles de la apertura: «¿Qué dirás a los periodistas si se les ocurre preguntar por el posible parecido de esta escultura con el Rey?». A partir de aquí, la crisis y el intento de convencer a Marí de lo inapropiado de la censura: «No hubo manera», demasiadas «presiones».

Lo que vino luego ya es conocido. Suspensión, polémica, apertura. Y el futuro en el aire: la presentación de la programación -firmada por Preciado y Roma- se ha cancelado; los comisarios han sido apartados del Comité de Investigación; todos han sido desautorizados, y las instituciones del consorcio callan a la espera de la reunión del lunes. Mientras, la parte alemana del proyecto -la Württemberg Kunstverein de Stuttgart- observa atónita la situación.