Día de la Poesía: ¿Está tu poema favorito entre estos diez?

Coincidiendo con el Día Mundial de la Poesía proponemos una decena de poemas

Día Mundial de la Poesía

Día Mundial de la Poesía / periodico

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¿Quieres celebrar el Día de la Poesía con una vuelta al mundo a través de una decena de poemas de grandes autores de la literatura? 

W. H. AUDEN

Parad todos los relojes

Parad los relojes y desconectad el teléfono,

dadle un hueso jugoso al perro para que no ladre,

haced callar a los pianos, tocad tambores con sordina,

sacad el ataúd y llamad a las plañideras.

Que los aviones den vueltas en señal de luto

y escriban en el cielo el mensaje “Él ha muerto”,

ponedles crespones en el cuello a las palomas callejeras,

que los agentes de tráfico lleven guantes negros de

algodón.

Él era mi norte y mi sur, mi este y mi oeste,

mi semana de trabajo y mi descanso dominical,

mi día y mi noche, mi charla y mi música.

Pensé que el amor era eterno; estaba equivocado.

Ya no hacen falta estrellas: quitadlas todas,

guardad la luna y desmontad el sol,

tirad el mar por el desagüe y podad los bosques,

porque ahora ya nada puede tener utilidad.

JORGE LUIS BORGES

Ajedrez

En su grave rincón, los jugadores

rigen las lentas piezas. El tablero

los demora hasta el alba en su severo

ámbito en que se odian dos colores. 

Adentro irradian mágicos rigores 

las formas: torre homérica, ligero 

caballo, armada reina, rey postrero, 

oblicuo alfil y peones agresores. 

Cuando los jugadores se hayan ido, 

cuando el tiempo los haya consumido, 

ciertamente no habrá cesado el rito. 

En el Oriente se encendió esta guerra 

cuyo anfiteatro es hoy toda la Tierra. 

Como el otro, este juego es infinito.

II 

Tenue rey, sesgo alfil, encarnizada 

reina, torre directa y peón ladino 

sobre lo negro y blanco del camino 

buscan y libran su batalla armada. 

No saben que la mano señalada 

del jugador gobierna su destino, 

no saben que un rigor adamantino 

sujeta su albedrío y su jornada. 

También el jugador es prisionero 

(la sentencia es de Omar) de otro tablero 

de negras noches y de blancos días. 

Dios mueve al jugador, y éste, la pieza. 

¿Qué Dios detrás de Dios la trama empieza 

de polvo y tiempo y sueño y agonía?

GIUSEPPE UNGARETTI

No gritéis más

Dejad de matar a los muertos,

no gritéis más, no gritéis,

si les queréis todavía oír

si esperáis no perecer .

Tienen un susurro imperceptible,

no hacen más rumor

que el crecer de la hierba,

alegre donde no pasa el hombre.

(Versión de Jesús López Pacheco)

FERNANDO PESSOA

El poeta es un fingidor

El poeta es un fingidor.

Finge tan completamente

que hasta finge que es dolor

el dolor que en verdad siente,

Y, en el dolor que han leído,

a leer sus lectores vienen,

no los dos que él ha tenido,

sino sólo el que no tienen.

Y así en la vida se mete,

distrayendo a la razón,

y gira, el tren de juguete

que se llama corazón.

MARINA TSVIETÁIEVA

Libertad salvaje

Me gustan los juegos en que todos

son arrogantes y malignos,

en que son tigres y águilas

los enemigos.

Libertad salvaje.

Que cante una voz altiva:

"¡Aquí, muerte, allí -presidio!"

¡Luche la noche conmigo,

la noche misma!

Volando voy -tras de mí van las fieras;

y con el lazo en las manos yo me río...

¡Ojalá la tormenta

me haga añicos!

¡Que sean héroes los enemigos!

¡Acabe en guerra el convite!

Que sólo quedemos dos:

¡El mundo y yo!

(Versión de Severo Sarduy)

JAIME GIL DE BIEDMA

Píos deseos para empezar el año

Pasada ya la cumbre de la vida,

justo del otro lado, yo contemplo

un paisaje no exento de belleza

en los días de sol, pero en invierno inhóspito.

Aquí sería dulce levantar la casa

que en otros climas no necesité,

aprendiendo a ser casto y a estar solo.

Un orden de vivir, es la sabiduría.

Y qué estremecimiento,

purificado, me recorrería

mientras que atiendo al mundo

de otro modo mejor, menos intenso,

y medito a las horas tranquilas de la noche,

cuando el tiempo convida a los estudios nobles,

el severo discurso de las ideologías

-o la advertencia de las constelaciones

en la bóveda azul...

Aunque el placer del pensamiento abstracto

es lo mismo que todos los placeres:

reino de juventud.

WISLAWA SZYMBORSKA

Fin y principio 

Después de cada guerra

alguien tiene que limpiar.

No se van a ordenar solas las cosas,

digo yo.

Alguien debe echar los escombros

a la cuneta

para que puedan pasar

los carros llenos de cadáveres.

Alguien debe meterse

entre el barro, las cenizas,

los muelles de los sofás,

las astillas de cristal

y los trapos sangrientos.

Alguien tiene que arrastrar una viga

para apuntalar un muro,

alguien poner un vidrio en la ventana

y la puerta en sus goznes.

Eso de fotogénico tiene poco

y requiere años.

Todas las cámaras se han ido ya

a otra guerra.

A reconstruir puentes

y estaciones de nuevo.

Las mangas quedarán hechas jirones

de tanto arremangarse.

Alguien con la escoba en las manos

recordará todavía cómo fue.

Alguien escuchará

asintiendo con la cabeza en su sitio.

Pero a su alrededor

empezará a haber algunos

a quienes les aburra.

Todavía habrá quien a veces

encuentre entre hierbajos

argumentos mordidos por la herrumbre,

y los lleve al montón de la basura.

Aquellos que sabían

de qué iba aquí la cosa

tendrán que dejar su lugar

a los que saben poco.

Y menos que poco.

E incluso prácticamente nada.

En la hierba que cubra

causas y consecuencias

seguro que habrá alguien tumbado,

con una espiga entre los dientes,

mirando las nubes.

(Versión de Abel A. Murcia)

CÉSAR VALLEJO

Hoy me gusta la vida mucho menos...

Hoy me gusta la vida mucho menos,

pero siempre me gusta vivir: ya lo decía.

Casi toqué la parte de mi todo y me contuve

con un tiro en la lengua detrás de mi palabra.

Hoy me palpo el mentón en retirada

y en estos momentáneos pantalones yo me digo:

¡Tánta vida y jamás!

¡Tántos años y siempre mis semanas!...

Mis padres enterrados con su piedra

y su triste estirón que no ha acabado;

de cuerpo entero hermanos, mis hermanos,

y, en fin, mi ser parado y en chaleco.

Me gusta la vida enormemente

pero, desde luego,

con mi muerte querida y mi café

y viendo los castaños frondosos de París

y diciendo:

Es un ojo éste; una frente ésta, aquélla... Y repitiendo:

¡Tánta vida y jamás me falla la tonada!

¡Tántos años y siempre, siempre, siempre!

Dije chaleco, dije

todo, parte, ansia, dice casi, por no llorar.

Que es verdad que sufrí en aquel hospital que queda al lado

y que está bien y está mal haber mirado

de abajo para arriba mi organismo.

Me gustará vivir siempre, así fuese de barriga,

porque, como iba diciendo y lo repito,

¡tanta vida y jamás y jamás! ¡Y tantos años,

y siempre, mucho siempre, siempre siempre!

BERTOLT BRECHT

Placeres

La primera ojeada por la ventana al despertarse

el viejo libro recién encontrado

rostros entusiasmados

nieve, el cambio de las estaciones

el periódico

el perro

la dialéctica

darse una ducha, nadar

música vieja

zapatos cómodos

comprender

música nueva

escribir, sembrar

viajar, cantar

ser amable.

(Versión de Víctor Casaus) 

DEREK WALCOTT

El amor después del amor 

Un tiempo vendrá

en el que, con gran alegría,

te saludarás a ti mismo,

al tú que llega a tu puerta,

al que ves en tu espejo

y cada uno sonreirá a la bienvenida del otro,

y dirá, siéntate aquí. Come.

Seguirás amando al extraño que fuiste tú mismo.

Ofrece vino. Ofrece pan. Devuelve tu amor

a ti mismo, al extraño que te amó

toda tu vida, a quien no has conocido

para conocer a otro corazón

que te conoce de memoria.

Recoge las cartas del escritorio,

las fotografías, las desesperadas líneas,

despega tu imagen del espejo.

Siéntate. Celebra tu vida.

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