Los efectos combinados de la crisis y la digitalización

La piratería del libro pone en vilo 80.000 empleos

La librería La Central.

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ERNEST ALÓS
BARCELONA

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Hace unas semanas, el director de la Real Academia Española, José Manuel Blecua, lanzó un reto: ante el incremento de la piratería en el sector del libro y la falta de conciencia de que no pagar por descargar un libro en la red que su autor querría vender es tanto como robar «hay que explicar una cosa a la sociedad: que está en juego el trabajo de mucha gente». ¿De cuánta? Aunque no hay datos oficiales (y los que SE dan habitualmente o están hinchados o son previos a la crisis), un rastreo subsector por subsector ofrece una respuesta a la pregunta de Blecua. Unas 80.000 personas viven de la industria del libro en España. De ellas, unas 25.000 en Catalunya.

Dos amenazas penden sobre su futuro: que se recrudezca el descenso de las ventas de libros físicos, que oscila entre el 15% y el 20% desde el 2009 (y que, advierte el presidente del Gremi d'Editors de Catalunya, Xavier Mallafré, «ya da problemas de rentabilidad y supervivencia») y que el grueso de los nuevos lectores digitales estén descargando sus e-books gratuitamente, no comprándolos. ¿Y qué puede pasar con estas 80.000 personas? Pues depende del ritmo de adaptación de la lectura digital, de si los editores consiguen crear un mercado legal atractivo o de si campa la piratería.

LOS EDITORES

Clamando por leyes antipiratería

Las editoriales españolas generan 16.000 empleos directos y 15.000 indirectos, según el secretario general de la Federación de Gremios de Editores de España, Antonio María Ávila. Una cifra que, advierte Xavier Mallafré, oscila en una proporción casi directa al descenso de las ventas. Los editores han estado en primera fila en la demanda de una legislación que persiga las descargas ilegales de libros, aunque, mientras, crece muy lentamente en el sector la convicción de que la principal manera de combatirla es crear un mercado legal basado en precios bajos y sistemas de compra accesibles. «El problema no es lo digital, sino que desaparezca la economía normal y solo quede el mercado negro. No es razonable, ni es casualidad, lo que pasa en España: se le ha dicho a la gente que pagando por el ADSL lo tiene todo. Con esto no solo desaparecen puestos de trabajo sino también ingresos para el Estado», argumenta Ávila. Una cifra difícil de cuantificar, aunque solo el 4% de IVA de los 2.890 millones de euros facturados en el 2010 ya supera los 100 millones de euros.

Según Mallafré, «ver qué había tras Megaupload al menos ha hecho que haya gente que se replantee las cosas; y si actúas sobre menos de 100 localizaciones en la red -calcula- puedes eliminar el 80% de la descarga ilegal». Para Mallafré, el reto es conseguir que, ya desde la escuela, los lectores asuman que «cada autor ha de poder decidir cómo quiere ofrecer su esfuerzo y su talento» y que sean conscientes de que el negocio editorial, a diferencia del comercio online multinacional o los dispositivos electrónicos, «genera ocupación en el país, cuyos beneficios e impuestos se quedan aquí».

LA INDUSTRIA GRÁFICA

Surgirán nuevas empresas de servicios

En España, las industrias gráficas emplean a unas 130.000 personas, y cerca del 10% de la actividad depende de la impresión de libros. Según el secretario general del Gremi d'Indústries Gràfiques de Catalunya, Ricard Sánchez, el sector está sufriendo más por la crisis de diarios y revistas que por el libro, porque trabaja para otros países, e incluso si el libro digital sustituye a novelas y ensayos, «el libro ilustrado, con más valor añadido, seguirá existiendo». Sánchez destaca que, al mismo tiempo, «crece otra industria gráfica, la de los creadores de contenidos digitales, que ya supone entre el 10% y el 15% de la actividad». Estas microempresas son rentables y ocupan a trabajadores más cualificados pero en mucho menor número. «Este sector crecerá, pero si hay mercado, no si se impone el gratis total. Si se piratea, esto se acaba. Y para evitarlo debe haber un marco legal pero también hemos de entender porque hay libros que, pudiendo hacerlo, no se piratean », añade.

LA DISTRIBUCIÓN

Una muy difícil reconversión

El eslabón más débil en el mercado digital es el de la distribución: mover libros arriba y abajo emplea a 4.000 personas, en un sector atomizado en 200 empresas. Su función, en un entorno digital, legal o no, no se reduce, sino que se volatiliza. José Manuel Anta, director general de la asociación que agrupa a los distribuidores (Fande) espera una concentración en el sector y una reducción «de la estrategia de inundar el canal de venta de libros, con un movimiento de devoluciones que genera costes sin ningún ingreso». Pero a largo plazo cree que «el ebook es inevitable» y que apenas quedan dos vías de reconversión: crear sistemas de impresión bajo demanda de los libros de fondo menos solicitados y reconvertir negocios de distribución especializados en tiendas on line con un perfil propio, como Koomic.

LOS LIBREROS

Mirando de reojo el desastre de EEUU

El pasado fin de semana, los libreros de Catalunya, Valencia y Baleares celebraron un congreso en que la Generalitat les prometió una primera pero modesta línea de ayudas, como sector en dificultades y pendiente de reconversión. Invitar a varios expertos en el mundo digital, que vaticinaron que el 40% de los libreros se quedarán sin trabajo en pocos años por la irrupción del libro digital, les dejó tocados. Y eso, incluso si se trata de comercio legal, que podría ser absorbido por un número de operadores en los que sobrarían los dedos de una mano.

Otear lo que sucede en Estados Unidos no anima: Amazon, sumando libros físicos y digitales, ya concentra el 30% del mercado, la segunda gran cadena del país, Borders, ha caído, y las librerías independientes organizan campañas para evitar cierres. «Aquí mantenemos el tipo a la baja, pero la situación será muy comprometida solo con que las ventas bajen un 10% más», sostiene Fernando Valverde, presidente de la Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros, que representa a 3.500 librerías, con 12.000 puestos de trabajo directos, sin contar más de 25.000 puntos de ventas de libros, de quioscos a gasolineras.

«Lo que realmente ha derrumbado la red de librerías del Reino Unido y Estados Unidos es el precio libre: si se plantease aquí sería terrible. El futuro digital -añade- lo veo aún lejos, pero lo cierto es que a titulo individual las librerías tendrán difícil entrar en él, así que nos planteamos la posibilidad de un portal colectivo de descargas».