Novedad editorial sobre un gigante de la música popular

Peret, genio de la rumba

Una 'biografía íntima' del músico le reivindica como creador de un estilo único y universal

RUMBERO 3 Arriba, Peret, con su inseparable guitarra. Abajo, a la izquierda, con Salvador Dalí y Joan Capri; y a la derecha, con Tom Jones.

RUMBERO 3 Arriba, Peret, con su inseparable guitarra. Abajo, a la izquierda, con Salvador Dalí y Joan Capri; y a la derecha, con Tom Jones.

JORDI BIANCIOTTO
BARCELONA

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El libroPeret. Biografía íntima de la rumba catalana (Ed. Global Rhythm) es un repaso a la vida del autor deUna lágrima, Borriquito, Saboreando, No sé pué aguantar y El mig amic, pero, dado el enorme vacío informativo y la confusión que existe en torno a esa género musical, su autor, el valenciano Juan Puchades, ha ido más allá en busca de la versión auténtica del relato. La obra, dice, no pretende ser «definitiva», aunque sí tiene algo de acto justiciero con un creador cargado de inventiva cuyos méritos no siempre han sido reconocidos.

El autor hace suyo el asombro de Peret cuando ve su rumba catalana colocada en el mismo cajón que la flamenca o la cubana, y cuando se atribuyen las raíces del género en palos distantes, como el garrotín de Lleida. A su juicio, Peret es un músico tan popular como poco conocido y evaluado con rigor. «Cuando hablas de él, todo el mundo pone una sonrisa en la boca. Pero se le lleva al mundo de Manolo Escobar y del folclore español, cuando su rumba no es folclore español, es otra cosa: una música que sale de la mezcla del rock'n'roll de Elvis Presley y el mambo de Pérez Prado», defiende.

CRUCEROS IMAGINARIOS / El corazón del libro es ese cuarto capítulo titulado, quizá con ánimo temerario,El nacimiento de la rumba catalana. Puchades entra sin complejos en un campo de minas y se dedica a desmontar, una por una, las teorías y leyendas que niegan la paternidad a Peret. Aquello de que la rumba catalana nació del encuentro con músicos cubanos que recalaban en Barcelona en sus cruceros, o del descubrimiento, por parte de los gitanos, de discos tropicales en sus viajes comerciales a Latinoamérica. Bonitas historias con poco fundamento. También contraria a losfans de Antonio González,El Pescadilla: su versión del ventilador(etiqueta acuñada muchos años después por Gato Pérez) es distinta, más suave y menos innovadora, y no la practicó en sus grabaciones, que llegaron después de las de Peret.

La rumba de Pere Pubill Calaf (nombre real del artista) fue pura cultura e ingenio de subsistencia; adaptar a una sola guitarra unas dinámicas ejecutivas inspiradas en los combos del rock'n'roll primigenio y la música cubana. Comenzó a ponerlo en práctica allá por 1957 en sus actuaciones en Calella de Palafrugell y se convirtió en denominación de origen de la comunidad gitana de la calle de la Cera. La guitarra, utilizada como instrumento de percusión y proveedora de arreglos agitadores. La mano izquierda podía mantener una suave presión sobre las cuerdas para no emitir ninguna nota sino efectos cambiantes. Con la derecha se golpeaba la caja jugando con el pulgar y el índice. Y a todo ello se le sumaban las palmas, utilizadas con un ánimo más rítmico que en la rumba flamenca. «No eran las palmas del jaleo, de la fiesta, enloquecidas, sino que tenían un sentido musical», destaca Juan Puchades.

Ese proceso rítmico, acelerado, tenía que ver con el frenesí del rock-abilly. «Aquello tenía la fuerza del rock'n'roll de los 50 pero llevado por otro camino. Cuando escuchaba alguna canción con él, de repente me decía: ¿oyes ese tilín, tilín, tilín que hago con la guitarra? ¡Son los metales de Pérez Prado!», explica, asombrado, Puchades. Por eso, la etiqueta que, durante un tiempo, se le aplicó al género desde Madrid fue el de rumba-pop, que el autor no ve desenfocada. «Aquello no tenía nada que ver con el folclore ni con la copla, y estaba muy alejado del flamenco aunque se tocara con una guitarra española», estima, al tiempo que lamenta la confusión que sigue habiendo hoy con las diversas versiones de la rumba. «Es más fácil vender que todo lo que se hace aquí era rumba catalana, cuando no lo es». Sí lo fue la de Chacho, Los Amaya, Rumba Tres, Ramonet y Los Manolos, que tiraban del mismo hilo.

TRAMPA EUROVISIVA / Más allá este debate, el libro perfila un retrato del personaje a partir de numerosas voces: la del propio Peret (a partir de «centenares» de conversaciones) y de numerosas voces que aportan sus versiones de los hechos. Desde sus años de fiesta permanente bañada en whisky a su relación con la dictadura. «No se le vio por el Prado. Ni siquiera llegó a conocer a Franco», apunta Puchades. Pero Peret no supo o no pudo evitar que, en 1974, le mandaran a Eurovisión para limpiar la imagen del régimen solo un mes después de la ejecución de Salvador Puig Antich. Le amenazaron de muerte si no iba, y le forzaron a cambiar algunos versos deCanta y se felizpara dar un mensaje alegre y europeísta.

Labiografía íntimase deleita con los parabienes de la comunidad musical moderna, de El Último de la Fila a Ojos de Brujo, si bien pinta a un Peret poco impresionable con el famoseo: a su paso por los estudios Real World, asegura no saber quién es Peter Gabriel. Un rasgo de genialidad de un artista que ha inspirado una excepción editorial: el libro es el primero que Global Rhythm dedica a un artista del país tras publicar las memorias de iconos como Bob Dylan, Johnny Cash y Eric Clapton. Ya es uno de ellos.

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