Una leyenda del cine en blanco y negro

El pequeño seductor

Fallece a los 93 años Mickey Rooney, estrella juvenil del Hollywood dorado y actor de largo recorrido

1. Mickey Rooney, en una imagen típica de las películas de temática adolescente de los años 30 y 40.2. El intérprete con Judy Garland, en la cinta 'Andrés Harvey, tenorio' (1940).3. El actor, con cinco años, en una foto promociona

1. Mickey Rooney, en una imagen típica de las películas de temática adolescente de los años 30 y 40.2. El intérprete con Judy Garland, en la cinta 'Andrés Harvey, tenorio' (1940).3. El actor, con cinco años, en una foto promociona

QUIM CASAS
BARCELONA

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Cuando fallece un actor o un director importante de la época dorada de Hollywood siempre tenemos la sensación de que se trata del último de su estirpe, que ya no queda vivo nadie más de aquella era de esplendor. Pero siempre hay alguno a quien no recordábamos. Mickey Rooney murió ayer a los 93 años de edad. Había desaparecido de la memoria colectiva y, sin embargo, no había parado de trabajar en los últimos años, aunque fuera en filmes de poca entidad, algunos cortos, telefilmes y series de televisión.

Puede que el joven espectador avezado en la nueva comedia americana le recuerde en un breve cometido en Noche en el museo (2006). Actualmente se encontraba protagonizando una nueva adaptación de la historia del doctor Jekyll y Mister Hyde y su nombre aparecía en el reparto de un inminente proyecto sobre el inventor Nikola Tesla.

Quizá la característica esencial en la carrera cinematográfica de Rooney es que supo superar la fase en que fue una estrella infantil para convertirse en un buen actor de carácter tanto en la edad adulta como en la vejez, lo que le diferencia de Shirley Temple, por ejemplo.

El actor de sonrisa permanente y baja estatura (1,57 metros), nacido en Brooklyn en 1920 y fallecido en Los Ángeles por causas naturales, debutó en el cine a los seis años. Pero desde los dos ya trabajaba en los escenarios teatrales en un vodevil protagonizado por sus padres. Pasó del teatro al cine gracias a la insistencia de su madre, y se convirtió en una popular estrella infantil con una serie de más de 60 cortos en los que interpretó a un golfillo llamado Mickey McGuire.

Supo hacer bien el tránsito del mudo al sonoro y en las décadas de los 30 y 40 logró afianzarse como uno de los actores más cotizados del mercado hollywoodiense con títulos como El joven EdisonFuego de juventudEl sueño de una noche de veranoCapitanes intrépidosLas vacaciones del juez HarveyLas aventuras de Huckleberry Finn y, especialmente, el díptico dedicado al padre Flanagan y los jóvenes descarriados, Forja de hombres y La ciudad de los muchachos. En 1939 ya recibió un primer galardón de la Academia de Hollywood por sus aportaciones como actor juvenil.

Luchó siempre para quitarse esa imagen de encima, lo que afectó igualmente a su disputada y errática vida sentimental. Estuvo casado ocho veces y tuvo nueve hijos. Una adolescente Ava Gardner fue su primera esposa, en 1942; el matrimonio duró un año, aunque dio mucho juego para la prensa rosa de la época, la Bella y la Bestia del Hollywood del momento. Jan Chamberlain fue la última; se casaron en 1978 y seguían juntos. Rooney potenció siempre que pudo su fama de seductor -suplía con verborrea y simpatía un físico no muy agraciado- y sus múltiples conquistas entre las actrices (se jactaba de haber tenido relaciones con Lana Turner y Marilyn Monroe), aunque su vida íntima acabó convirtiéndose más en una leyenda que en una realidad.

PAREJA DE JUDY GARLAND / Formó una compenetrada pareja con Judy Garland  en varios musicales realizados por Busby Berkley (Los hijos de la farándulaArmonías de juventud), y aunque su estrella declinó a partir de los 50, tuvo excelentes papeles protagonistas como el de Baby Face Nelson, sobre el gángster de rostro aniñado, o buenos cometidos secundarios como el efectuado en Desayuno con diamantes, cuando Blake Edwards le dio el papel del cascarrabias vecino oriental de Audrey Hepburn.

Tras una larga época marcada por las depresiones, las adicciones y las deudas, Rooney renació a finales de los 70 con un musical en Broadway, Sugar babies, y la nominación al Oscar como mejor secundario por la producción de Francis Ford Coppola El corcel negro. Desde entonces fue una simpática presencia secundaria y hasta intervino en un filme del díscolo Fernando Arrabal, El emperador de Perú (1982). Ganó un premio Emmy, dos Globos de Oro y un Oscar honorífico en 1983 por una carrera que aún duraría tres décadas más.