ENTREVISTA CON RAÜL FERNÁNDEZ MIRÓ y SÍLVIA PÉREZ CRUZ

"Pensamos en la música como energía más allá de los géneros"

JORDI BIANCIOTTO / Barcelona

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Tras un largo historial de colaboraciones desde aquel disco colectivo que les unió por primera vez, 'Immigrasons' (2007), Sílvia Pérez Cruz Raül Fernández (aquí también Miró, su segundo apellido) publican su primera obra conjunta, 'Granada', que sale hoy a la venta. Un disco de versiones de amplio espectro, de Llach a Schumann pasando por Piaf y Morente, llevadas a un hiperexpresivo formato de voz y guitarra.

Como siempre, a ambos se les acumulan los proyectos. Ella firma la música de Informe per a una acadèmia, de Kafka, que se estrena el jueves en el Lliure, y del próximo filme de Eduard Cortés. Él planea producciones de Nacho Umbert y la cantante flamenca Rocío Márquez, así como un nuevo disco de Refree y una gira de otoño con Kiko Veneno.

-En el Tívoli, hace unos días, el público aún no había podido escuchar el disco pero les recibió con una larga ovación. ¿Creen que simbolizan algo, unos valores, una actitud?

-R. F. M.: No me toca a mí decirlo. Fue un aplauso de bienvenida que agradecemos mucho.

-S. P. C.: No es nuestra búsqueda, pensar qué simbolizamos. Yo no estaba acostumbrada a esos aplausos, pero ya me pasó en el Liceu con 11 de novembre. Es un aplauso de familia, de un público generoso. Está bien, porque cuando presentas algo te sientes frágil, y más una propuesta que es un poco arriesgada. Pero la sensación no es de «hemos triunfado», sino de «¡qué bien, gracias!»

-R. F. M.: Aunque sí puedo decir que este es un disco de actitud ante la música, de manera de pensar.

-¿Qué actitud?

 

-R. F. M.: El disco va de Schumann a Albert Pla y Morente, y esa heterogeneidad refleja que no nos interesan los géneros, sino que pensamos en la música como energía, colectiva en nuestro caso, más allá de ellos. Cuando funcionamos es cuando dejamos atrás el cuerpo, las ideas, los prejuicios, y pasamos a ser energía. Es una actitud de movimiento. A Sílvia y a mí nos gusta movernos.

-S. P. C.: La base es creértelo y ser valiente para saber cuándo debes cambiar y cuándo debes quedarte donde estás. Es un descubrimiento constante. Nunca lo sabes, y me encanta que sea así, porque nunca puedes bajar la guardia. Aquí hemos mostrado nuestra parte más de directo, quizá más animal. Hemos trabajado canciones que nos emocionan, y hemos encontrado una manera muy natural, que es muy suya y muy mía. No simboliza nada más que eso.

-Granada es un disco de voz y guitarra con sonidos bastante extremos. ¿Tienen la sensación de que ponen a prueba al público?

 

-S. P. C.: El público de Raül y el mío son distintos. Yo sé que el mío lo tengo muy despistado, porque he tocado muchos estilos, pero eso me da tranquilidad y me gusta. He reunido públicos que nunca verías juntos.  Pienso «qué bien que haya un señor de 90 años y una chica en la misma sala». Me emociona. La gente, si ve que algo esta hecho no con excelencia, sino con sinceridad, lo valora.

-¿Le parece pretencioso hablar de excelencia?

-S. P. C.: Me da miedo sonar pedante. Las cosas no funcionan porque hayan llegado al máximo, sino porque en un momento preciso se cumplen unas condiciones. Es un momento, un segundo... Es apasionando irlo descubriendo.

-R. F. M.: Pero yo tengo la sensación de que en el disco hemos llegado a unos extremos muy intensos y que nos han costado muchos años. Nos hemos esforzado para llegar ahí, y estoy orgulloso. Que sea excelencia o no, no me corresponde. Para mí lo es. Y aunque la reacción del público me importa, yo hago música porque es una necesidad personal,

-En el disco, cada canción es un mundo: en los textos, en el tratamiento de la voz y la guitarra...

-R. F. M.: Es verdad, pero también quiero pensar que hay un hilo conductor. Para mí, Schumann es quizá lo más extremo del disco. Coger una pieza clásica, pensada para una voz lírica, en alemán, tocarla casi a lo Marc Ribot... Eso, para mí, ha sido extremo, y me siento orgulloso.

-Granada se abre con Abril 74, pieza de Llach dedicada a la Revolución de los Claveles. ¿Querían darle al disco un acento político?

-S. P. C.: Queríamos que fuera revolucionario, pero no en un sentido político sino emocional, de no quedarte quieto, de ir contra las actitudes pasivas. Esa canción la elegí yo porque la cantaban mis padres. Recuerdo que mi madre la cantaba muy suave, y mi padre le dijo una vez: «¡eh, que estás cantando a la revolución!», y le dibujó un fusil y un clavel. Ella respondió: «oh, yo me dejaba llevar por las palabras...»

-R. F. M.: Si en el disco hay un componente político no me parece mal, pero sobre todo es emocional.

-S. P. C.: Sentirte vivo, eso ya es una gran revolución. En estos tiempos, la gente te dice «qué bien, canciones que te hacen despertar porque te remueven por dentro».

-Morente parece insinuarse a lo largo del disco, y no solo por el Pequeño vals vienés de Omega.

 

-R. F. M.: Al principio pensábamos hacer dos discos, uno de versiones y otro de canciones propias, Pérez Fernández, y Cruz Miró, pero no salían, y eso que nos conocemos mucho y llevamos muchos años tocando juntos. Grabamos el disco de versiones tres veces, y estábamos replanteándonos si seguir y no, cuando escuchamos el álbum Despegando, de Morente con Habichuela. ¡Es flamenco, pero es rock'n'roll, y actitud punk! Ese disco nos dio una bofetada.

-¿Cómo llegaron a la conclusión de que debían fundir tres canciones de Albert Pla para crear una?

 

-R. F. M.: Sílvia tuvo la idea del medley porque hay partes del imaginario de Albert con las que no se sentía muy cómoda. Lo entiendo perfectamente. Quizá cantar aquello de «Tens paper de vàter enganxat al cul» no le apetecía mucho...

-S. P. C.: Hay cosas escatológicas que me encantaría interpretar, pero no me sentía a gusto. Debería darle mucho la vuelta a esa canción, La sequia, para que funcionara. Teníamos tres piezas de Albert y en cada una había algo en lo que no me veía sincera. En cambio, sí que pude cantar «Quin cony de fill que tenia», que es un tipo de frase que no hubiese cantado antes, pero la veo muy emocionante.

-S. P. C.: Es una de las cantantes que me han tocado más. Me la creo tanto, esa figura quieta como un tronco, casi siempre al mismo volumen, soltándolo todo... Me vuelve loca. La melodía de Hymne à l'amour me apasiona, y esa letra, que habla de un amor tan de verdad...

-Canción, clásica, flamenco... Todo se somete a su estilo. Así, ¿llegan a un público inédito, no homologado?

 

-R. F. M.: Transversal, sí.

-S. P. C.: Es como cuando el 15M. Recuerdo haber visto junta gente muy distinta; el jubilado, el de las rastas, y me emocionó mucho. Me pasa cuando veo gente distinta en armonía. En el Tívoli era algo así.

-También Granada contiene varios significados.

-S. P. C.: Es la fruta, dulce y amable, y la bomba, explosiva. ¡Y la ciudad!

-R. F. M.: Y el grano. El de la foto de la portada y el del sonido, que queríamos que fuese directo, de piel.

-¿Le ha influido Édith Piaf?