Penélope Cruz: "Las redes sociales dan miedo"

Ben Stiller recluta a la actriz madrileña en 'Zoolander 2' para dar vida a una exuberante policía en la nueva entrega de las peripecias del modelo más idiota del mundo

Penólope Cruz, durante la premier en Madrid de 'Zoolander 2'.

Penólope Cruz, durante la premier en Madrid de 'Zoolander 2'. / periodico

OLGA PEREDA / MADRID

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El director y actor Ben Stiller buscaba una Sofía Loren para rescatar, 15 años después, a Derek Zoolander, el cretino y frivolón modelo de mirada intensa. Y lo tuvo claro desde el principio: Penélope Cruz. Pidió su teléfono a su agente y la llamó. La pilló en Sudáfrica, en un supermercado comprando pañales. La madrileña tardó un segundo en decirle que sí, que se pondría en la piel de Valentina, la exuberante agente policial que recluta a los dos maniquís (Ben Stiller y Owen Wilson) para dar caza a un asesino de 'celebrities'. El rodaje, en Roma, fue un desparrame. 

Los diseñadores se han pegado por aparecer en 'Zoolander 2'. ¿Por qué cree el mundo de la moda ha recibido tan bien una película que se burla tanto de los egos y de la estupidez que rodea las pasarelas? Son listos y tienen sentido del humor. Saben reírse de sí mismos. Son conscientes de que el mundo de la moda tiene un punto que no es lo más importante del mundo. Se merece que se les tomen en serio porque miles de familias viven de una industria en la que hay profesionales con mucho talento. Pero, a ver, ese otro aspecto que tiene es también para reírse.

Aparece hasta la todopoderosa Anna Wintour. Y muchos otros pesos pesados que han aportado su granito de arena. Es darle la bendición final a 'Zoolander 2'. Yo, hasta que no la vi en el plató, no creía que iba a aceptar. Pero Wintour es una tía muy lista y con sentido del humor. A mí siempre me ha apoyado y ha sido encantadora, pero es verdad que muchos no conocen su gran sentido del humor.

El guion reflexiona sobre cómo ha cambiado el mundo de la celebridad y la influencia de las redes sociales. El cambio es internet. Ha cambiado el mundo. Y también profesiones como la mía, en la que tiene un efecto brutal en muchos sentidos. Yo soy de las que echa de menos escribir cartas y no mandar textos. Seré así siempre. Siempre lo echaré de menos. Tengo la esperanza de que eso alguna día cambie y se puedan compaginar los dos mundos. Respecto a las redes sociales, me he resistido mucho. No tengo ni Twitter ni Facebook. Ahora sí que estoy en Instagram, donde me metí por uno de los niños que aparece en el documental que acabo de dirigir sobre la leucemia infantil. He pensado que también puede ser útil para compartir rodajes. Lo utilizaré para cositas puntuales. Da un poco de miedo, la verdad. No voy a fotografiar los huevos fritos que tomo por la mañana. No soy así. No me sale. Me parece antinatural, como poner fotos de mi familia.

Todos somos un poco más Zoolander. Totalmente. La película empieza con Justin Bieber muriéndose y sacando tiempo para ponerse un filtro en la foto. Da miedo. A mí, por lo menos.

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La primera entrega se estrenó hace 15 años sin suerte en taquilla. Ahora se ha convertido en una película de culto. Yo era muy fan. La he visto unas cinco veces. Así que me hizo mucha ilusión que Ben Stiller me llamara. Al día siguiente me mando el guion y me quise subir al barco de esa comedia disparatada, algo que no había tocado. La película es pura adrenalina, una montaña rusa. 

¿Por qué ha hecho tan pocas comedias? Porque, sobre todo, me ofrecen dramas. Y cada vez más dramones. En España sí que he hecho comedias, como 'La niña de tus ojos', de Fernando Trueba. Con Pedro Almodóvar algo también, pero mis personajes sufrían mucho. Pasa igual que con una de las dos películas que he hecho con Woody Allen. 

'Zoolander' se ríe mucho del ego de los modelos. Los actores van también sobrados de ego. ¿Cómo hace para mantenerlo a raya? Por salud mental tienes que tener separadas las dos cosas: tu trabajo y tu vida. Tu día a día es para ti. Por instinto de supervivencia yo nunca los mezclo. Hay gente que disfruta más haciendo las cosas de otra manera, yo no. Para mí es sano. Y lo es desde pequeña. Cuando empecé a trabajar era una niña y siempre he tratado de separar las dos cosas.

¿Y lo de controlar el ego? Los rodajes exigen dejarte el ego en tu casa. Hay muchos personajes en los que el ego es tu peor enemigo. Y lo sé por experiencia. Si quieres llegar a entender al personaje, tienes que escucharles, pero desde otro sitio que no sea el ego.

¿Cómo define su momento en Hollywood? Antes tenía un ritmo muy acelerado que me lo marcaba yo misma. Iba a Francia e Italia y hacía cuatro películas al año. Llegó un momento que en el que la energía iba a cada uno de estos personajes pero no al mío. Y nosotros somos también plantas que se secan si no las riegas. ¿Dónde está el tiempo para seguir creciendo yo como ser humano? Eso fue mucho antes de tener hijos. Era adicta al trabajo. Me despertaba a las tres de la mañana para ir al baño y contestaba mensajes de trabajo. Hasta que dije hasta aquí. Esto no es sano. Nadie de mi entorno me marcaba ese ritmo tan acelerado, era yo misma. Después encontré el equilibrio. Ahora hago unas dos películas al año. Y tengo tiempo para preparar mis personajes. Con la situación anterior me estaba quedando sin tiempo para investigarlos, y eso es algo que implica mucho tiempo. A veces estás dos meses y no lo encuentras. Es una parte del proceso que disfruto mucho , y eso lleva mucho tiempo, a veces estás dos meses y no lo encuentras, tienes que tener tiempo. Y, al final, esa parte del proceso es lo que más disfruto.

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Tiene un pie en Hollywood y otro en España. ¿Cómo definiría el momento actual del cine español? Cuando hablas con gente de fuera te das cuenta de que ven mucho cine español. Creo que es una industria muy dinámica, con gente nueva siempre entrando, ya sean guionistas, directores o actores. Estoy impresionada con el trabajo que ha realizado Daniel Guzmán en su debut detrás de las cámaras, 'A cambio de nada'. ¡Qué pedazo de director! Hará cosas maravillosas en su carrera. También 'Techo y comida' me ha tocado mucho, es una película que hay que ver. Y 'Truman' me encanta.

Está en pleno proceso de montaje de 'Uno entre cien mil', el documental sobre niños con leucemia. Hace poco mostró en Madrid unas imágenes y toda la sala se quedó con el corazón en un puño. Pues ya veréis cuando lo veáis entero. Es muy duro, sí. Pero, por desgracia, tiene que ser así.