EL LIBRO DE LA SEMANA

Explicar el país sin repetirse

'La pell de la frontera', de Francesc Serés, no aporta cifras sino experiencias

Un temporero senegalés en Alcarràs, en el año 2010.

Un temporero senegalés en Alcarràs, en el año 2010.

VICENÇ PAGÈS

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El itinerario que ha seguido Francesc Serés (Saidí, 1972) es uno de los más personales del panorama literario catalán. Con su trilogía De fems i de marbres, barroca y opaca, se convirtió el 2007 en el autor más joven en recibir el Premi Nacional de Literatura. Seguidamente publicó dos conjuntos de textos breves que continuaban explorando el territorio y el mundo del trabajo, a medio camino entre la literatura y la etnografía: La força de la gravetat y La matèria primera. Después, sin embargo, viene un giro con tres libros muy distintos: Caure amunt, recreación teatral de la vida de tres autores catalanes medievales; la metaficción titulada Contes russos; y el libro de relatos Mossegar la poma, centrado en la vida de pareja. Ahora ha publicado La pell de la frontera, un libro que empezó hace 12 años y que incorpora formas tan diversas como el cuento, el reportaje y la autobiografía.

La pell de la frontera La pell de la fronteraestá formado por 14 textos, la mayoría de entre 20 y 30 páginas, que abordan el fenómeno de la emigración, en particular en la comarca del Baix Cinca y alrededores: Fraga, Saidí, Alcarràs, Gimenells. El autor se acerca a las cuadrillas de gambianos, marroquís, búlgaros y rumanos con un bloc de notas y una cámara fotográfica (el libro incorpora una selección de imágenes). Se interesa por sus vidas, la salud, los medios de subsistencia, el viaje que les ha llevado hasta allá. Otras aproximaciones son laterales: el diálogo con un campesino que años atrás acogió a una familia de emigrantes, recuerdos del aula de acogida que el autor tenía a su cargo en un instituto de Olot, la conversación con el empleado de una multinacional agroalimentaria, las explicaciones que sobre este libro el autor hace en una residencia de escritores de Nueva York.

Uno de los capítulos más impresionantes está dedicado a los Monegros, aquel territorio extremo del cual han huido no solo la gente sino también los árboles, donde no arraiga ni la historia, donde incluso la guerra perdió la batalla.

Y, con todo, también en los Monegros, «un dels finals del món», se agarra la vida, la gente duerme en colchones viejos, edifica viviendas provisionales, se lava en cacharros de plástico, se recuesta a la sombra de una pared para ver si llega algún trabajo: «Hi ha una capa de realitat que no es barreja amb l'altra, oli i aigua, un mantell que no s'ha cosit, neolític i segle XXI sense Il·lustració ni Revolució Industrial».

UNA PIEL MUY DELGADA

Francesc Serés no solo sale de la carretera, sino que se interna en territorios donde el mapa deja de ser útil. No aporta cifras, sino experiencias concretas, con nombres propios y apuntes del natural. En este libro las figuras retóricas se reducen al mínimo de comparaciones y a un pellizco de ironía, ya que el objetivo no es experimentar con preciosismos sino «explicar el país», tal como el autor declaraba hace un par de años en una entrevista. Explicarlo sin repeticiones, podríamos añadir, ya que cada nuevo libro se aproxima a los intersticios menos conocidos desde una nueva perspectiva.

La pell de la frontera muestra la lucha por la supervivencia de la gente que viene de lejos para hacer los trabajos que los nativos en el paro no quieren ni saber, y sugiere la debilidad de la frontera que separa el nosotros de los otros: «Pensem que tot és estable i que tot durarà per sempre, però l'arribada de tota aquesta gent de vegades sembla un avís de tot el que el temps pot fabricar per a nosaltres».

FICHA: LA PELL DE LA FRONTERA. Francesc Serés. Quaderns Crema. 309 págs. 22 €