ENTREVISTA CON EL GUITARRISTA

Pedro Javier González : «Los artistas ya no pueden invertir en la calidad»

«Los artistas ya no pueden invertir en la calidad»_MEDIA_1

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JORDI BIANCIOTTO
BARCELONA

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Empezó grabando sesiones para casetes de gasolinera, luego reclamaron sus servicios El Último de la Fila y Serrat, y ahora dirige su talento en su carrera como solista de la guitarra. Pedro Javier González (Barcelona, 1962) lleva sus artes clásicos y flamencos hoy al Palau, en el ciclo Maestros de la Guitarra Española.

-¿Un concierto para turistas?

-La mayoría del público de estos conciertos lo es, pero es un turismo muy educado. Yo no salgo bailando y vestido de faralaes: soy un señor serio que toca obras muy serias, y las escojo yo. El protagonista no soy yo, sino la guitarra. Yo no soy famoso ni he trabajado nunca mi marca.

-Ese público extranjero, ¿no le induce a tocar lo que cree que espera de un recital de guitarra española?

-Solo hago una concesión casi al final, les toco la malagueña de Lecuona. Pero en una versión muy intelectual, con un arreglo de Sabicas. Toco joyas de la historia de la guitarra flamenca y alguna pieza mía.

-Que los guiris vean que se compone, que no todo es museo...

-Claro, aunque es un museo muy revisado, siglo XXI, con cierta soltura. Y como bis tocamos Sultans of swing; una versión con cajón  que en Youtube tiene dos millones de visitas.

-¿En qué consiste la actitud moderna tocando la guitarra clásica?

-Tiene que ver con el sonido, el groove. Me permito licencias y conduzco las obras según me conviene. Toco Sabicas no como lo tocaba él, sino como lo veo yo.

-No es un guitarrista que acompaña a cantaores.

-Empecé yendo por las peñas, pero nunca me he sentido a gusto en el flamenco. No vengo de una familia del ambiente. Me gusta el flamenco porque me gusta la guitarra.

-¿Le cohibió el ambiente flamenco?

-Sí, si quieres entrar debes llevarte bien con los gitanos. Si compartes su lenguaje, bien, pero no era mi rollo. En los 80 me harté de grabar casetes de carretera con Junco, Los Chavis, Ana Reverte… Y Manolo Escobar, Lolita, María del Monte… ¡Todos! Y Santi Vendrell: tocamos en campañas de CiU, para el president

-¿Ahora ha querido apartarse del show business?

-Sí, y soy libre del todo. Desde que en el 2008 decidí no hacer más giras con Manolo García…

-¿Lo decidió usted?

-Eran ya muchos años: 10 con El Último y 10 más con Manolo. Empezaba la crisis. Ya veía que a Manolo cada vez le costaba más todo. Yo era un empleado veterano con algunos privilegios. No podía crecer más artísticamente, y él necesitaba cambios.

-¿Ha dejado de interesarle el pop?

-Pillé una época de mucho lujo. Con El Último estuvimos tres meses en el estudio Real World como reyes, con Peter Gabriel sirviéndonos café… Entonces te llamaban ellos o Serrat y lo dejabas todo: pagaban bien, aprendías… Ahora los artistas ya no tienen dinero para invertir en la calidad.

-¿La calidad depende del presupuesto?

-En muchos casos, sí, del tiempo que le puedas dedicar. Ahora es más de todo a cien. Excepto cosas más alternativas, con talento: Las Migas, Martirio, Raúl Rodríguez…

-¿Qué momento personal destacaría de su etapa con El Último?

-Me gusta mucho Lapiz y tinta, que toque con un laúd.

-Luego le fichó Serrat.

-Y me ofreció una gira, la de Tarrés, pero yo ya estaba… Soy un poco rarito. Le dije que no.

-Se quedaría descolocado.

-No lo sé... No todos los músicos somos iguales. Me han ofrecido giras Bosé y Bisbal, y he dicho que no. Me gusta la guitarra clásica, y aprendiz de mucho, maestro de nada.

-Llenará un Palau con extranjeros. ¿Y el público de aquí?

-Las cosas son así. Me funciona más hacer un Palau así, con turistas, que un Luz de Gas presentando un disco mío. Y toco en Moscú, Italia, Nueva York, Londres… Como decía Cristóbal Halffter, la mejor salida para un músico español es la de Irún. Me lo enseñó Toti Soler y tenía razón.