CRÓNICA DE CONCIERTO

Vulnerable Jarabe de Palo

Pau Donés recorrió los éxitos del grupo mientras reflexionaba sobre el cáncer en su recital benéfico en Luz de Gas

Concierto de Pau Donés en la Sala Luz de Gas

Concierto de Pau Donés en la Sala Luz de Gas / periodico

JORDI BIANCIOTTO / BARCELONA

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Fue un concierto de emergencia, fruto de la eventualidad y la fatalidad del cáncer, presencia que semanas atrás hizo saltar por los aires la agenda de Jarabe de Palo. Un recital envuelto en una poderosa causa benéfica que a su vez mostró perfiles poco corrientes del Pau Donés intérprete, crecido como contador de historias y mostrando su perfil más frágil. Donés conectó con sus seguidores, el domingo en Luz de Gas, por un conducto íntimo, salpicando su selección de canciones de Jarabe con confesiones desdramatizadoras y brotes de humor.

Eligió para abrir una canción, Realidad o sueño, que invita a poner al oyente en un limbo en el que se mezclan sensaciones terrenales e ilusiones. «Qué hay de malo en soñar despierto», se preguntó Donés, sentado informalmente en el set de percusión, como pórtico de un recital en el que flotaba ya desde antes de empezar la inquietante convivencia con la enfermedad, a la que el cantante quiso quitar hierro de inmediato. «Ja ho veieu, no? No passa res!», exclamó como bienvenida en una sala llena, con las entradas agotadas desde hacía días (también lo están las del segundo concierto, hoy).

«Tengo un cáncer y aquí estoy, y tampoco pasa gran cosa», añadió, y advirtió: «Hablaremos poquito del cáncer», si bien, a decir verdad, no fue exactamente así, ya que toda la sesión estuvo bañada en reflexiones sobre su experiencia y el modo de afrontarla, con muchos agradecimientos («no pensaba que fuera una persona tan querida») y algún cordial reproche. Hay, señaló, dos cosas que le molestan. Una, «que te recuerden que estás enfermo con frases tipo ‘haces buena cara’». Y otra, las invitaciones a dar guerra. «Eso de ‘venga, valiente, ¡pelea contra tu enfermedad’!».

MELANCOLÍA Y HUMOR

Donés contó con un único cómplice, el pianista de Jarabe, Jaime Burgos, para recorrer unas canciones que podían leerse en clave de vulnerabilidad, con doble capa de melancolía en Grita y relativizando la realidad más que nunca en Depende. Caminando en equilibrio entre la emotividad y el desenfado, cambió su guitarra por el minúsculo ukelele en Mucho más, mucho mejor, que cantó colocándose una peluca con tupé y parodiando al Elvis Presley de Blue Hawaii, del que dijo ser «superfan».

De nuevo arrimándose al piano de Burgos, entró en un territorio más trascendente con Déjame vivir y Te miro y tiemblo, y quizá porque se estaba poniendo bastante sentimental cambió de tercio hablándonos jocosamente de sus exnovias. «Unas pocas», dijo bromeando, que le han dado estos días «muestras de afecto y cariño», aunque la carta que le mandó una de ellas, y que leyó con cierta sorna en el escenario, sonó muy poco reconfortante: «No sabes lo mal que lo pasé contigo», le recordaba ese viejo amor.

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Repertorio condensado en 13 canciones, con la melancolía de Frío, reflejo de una pasión «irrepetible», indicadora de que «San Valentín no existe», y ese álgido Agua, que Donés cantó de pie entre pliegues melodramáticos latinos, adoptando aires propios de un bolerista. Y una secuencia tendente al ritmo tropical en Dos días en la vida y El lado oscuro, con el cantante tocando las congas.

CIERRE SOLEMNE

La flaca puso el cierre, un poco más solemne de lo habitual y secundada por los fans, y en el bis sonó Bonito, que Donés interpretó vistiendo una bata de hospital entre palabras de gratitud al centro del Vall d’Hebron. «Bonita la gente que viene y que va / Bonita la gente que no se detiene…». Versos que, como todos, ganaron esa noche nuevos matices y tuvieron como destinatario final la investigación científica, el estudio de ese intruso llamado oncogén BRAF, que desde hace unos meses le ha cambiado la vida al cantante de Jarabe de Palo.