París saca del olvido la decisiva guerra francoprusiana con una exposición

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María Luisa Gaspar

La amistad francoalemana, motor clave de la Unión Europea, no fue solo quebrada por las dos guerras mundiales del siglo XX. Les precedió a finales del XIX un breve pero decisivo conflicto francoprusiano, que hasta el próximo 30 de julio investiga el Museo del Ejército de los Inválidos de París con una exposición.

Rescatar del olvido ese momento determinante de la relación bilateral, en el que "se juega ya el futuro de Europa", según los comisarios, es uno de los objetivos de la muestra "Francia-Alemania(s) 1870-1871. La Guerra, La Comuna de París, Las Memorias".

Sin proponérselo, España desempeñó un curioso papel en esa contienda, al estar su trono vacante indirectamente relacionado con el último pretexto que la desencadenó, el famoso "telegrama de Ems", manipulado para irritar a Napoleón III por el estadista Otto Von Bismarck, primer ministro del rey Guillermo I de Prusia.

Más de 300 objetos, cuadros, mapas, uniformes, fotografías, vídeos y documentos brindan atención a los dos bandos de esa lucha que Francia declaró y perdió, junto con el II Imperio y su monarquía; y en la que Alemania fraguó su unificación.

Desde el inicio del recorrido, que entre otras obras presenta una "Ejecución de Maximiliano" (emperador de México) creada entre 1867 y 1868 por Édouard Manet, el museo resalta que tanto el canciller Bismarck como Napoleón III deseaban esa disputa que rompió el equilibrio alcanzado en Europa.

Aquel "Concierto europeo" fundado en 1815 por Austria, Prusia, Rusia y el Reino Unido tras derrotar a Napoleón I, que ya no volvió a 'sonar' en el continente hasta 1945, tras la II Guerra Mundial.

La muestra detalla las tres guerras de unificación alemanas conducidas por Bismarck y la proclamación del II Reich en el Salón de los Espejos del Palacio de Versalles, vencido el emperador francés y anexionadas las provincias de Alsacia y Lorena.

La Batalla de Sedan en septiembre de 1870, que marcó el fin del II Imperio galo y el asedio de París, cuya población se negó a rendirse y a aceptar el armisticio de enero del 71, para instaurar la insurreccional Comuna, son otros momentos bélicos revividos en Los Inválidos.

Fotografías, grabados, libros, cuadros y objetos ilustran los destrozos en la capital y los incendios de lugares y monumentos públicos provocados en los 60 días -del 18 de marzo al 28 de mayo de 1871- que duró aquella rebelión popular, así como su sangrienta represión.

Evocado brevemente en la muestra, el desencadenante de esa guerra que dio a Francia la III República, fue la insistencia de Napoleón III por obtener garantías del rey de Prusia de que su sobrino Leopoldo no aceptaría el trono de España, vacante desde 1868, tras el derrocamiento de Isabel II.

Guillermo I, jefe de la casa Holhenzollern, contentó siempre al fundador del II Imperio francés en las sucesivas peticiones diplomáticas con las que intentaba evitar el cerco de un imperio, como el heredado en el siglo XVI por Carlos I de España y V del Sacro Imperio Romano Germánico.

Bismarck prefirió, en cambio, provocar Napoleón III y manipular un mensaje del rey destinado a calmar de nuevo sus inquietudes garantizándole, como le acababa de solicitar, que la corona de España no sería para el príncipe Leopoldo, ni para ningún otro Holhenzollern.

En julio de 1870, irritado por el tono y el contenido 'bismarckiano' del "telegrama de Ems", convencido por sus asesores y su esposa, Eugenia de Montijo, de que su Ejército saldría fácilmente victorioso de la contienda y superaría de paso su creciente impopularidad, Carlos Luis Napoleón Bonaparte, la declaró.

Para darla por perdida con vertiginosa rapidez, en septiembre de ese "Año terrible", como bautizó Víctor Hugo aquellos meses de riñas y de guerra civil en el compendio de poemas que les dedicó.