CRÓNICA DE CONCIERTO

Paolo Conte, todavía en su mundo

El abogado y músico piamontés sedujo con sus clásicos habituales en el festival Jardins de Pedralbes

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JUAN MANUEL FREIRE / BARCELONA

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Algunas cosas apenas cambian, y en algunos casos, ciertamente, eso está bien. Es el caso del repertorio de Paolo Conte: en su nueva visita a Barcelona (donde actúa regularmente desde el 2005) rescató todos sus clásicos más habituales, siguiendo bastante al dedillo el guion de su actuación en el Auditori de hace dos años.

Ninguna queja, por supuesto. Esas canciones son la banda sonora de un mundo aislado de la velocidad, la crudeza y los peores signos de estos tiempos; y Conte las sigue interpretando sin nada que se parezca al efectismo, mejor que bien acompañado por una nutrida banda de nueve músicos capaces en apariencia de tocar cualquier instrumento conocido.

Conte cumplió 79 años en enero, pero mantiene una voz corpórea y se presta sin quejas a cantar de pie algunos temas, caso del inicial 'Ratafià', extracto de 'Aguaplano' (1987), el álbum más citado de la noche junto al homónimo de 1984. Hace dos años publicó 'Snob', pero el recital sigue siendo un repaso a su trayectoria, todavía sin presencia de la famosa 'Azurro' (aunque se la pidieron a voz en grito en los bises).

CLÁSICOS DE LOS 80

Ya sentado al piano, recuperó sus clásicos de los 80 'Sotto le stelle del jazz', 'Come di' y 'Alle prese con una verde milonga', su tributo al cantante y compositor argentino Atahualpa Yupanqui. Una canción detrás de otra, sin parlamentos al público; solo hablaba para presentar a algún componente de su grupo al final de casi cada tema. Dos de ellos sustituyeron a Conte al piano en 'Snob', un ejemplo de su faceta más narrativa.

El abogado piamontés tenía reservada una buena remesa de clásicos para la segunda mitad: 'Gioco d’azzardo' (con un glorioso solo de saxo de Max Pitz), 'Gli impermeabili', 'Madeleine'... Y la popular 'Via con me', sobre escapar de una vida provincial estática. Pero lo mejor llegó con el doble 'nocaut' de 'Max', en su versión extendida protagonizada por la marimba, y 'Diavolo rosso', en la que algunos músicos se marcaron largos solos de vértigo mientras otros sostenían el ritmo con no poca fortaleza.

'Le chic et le charme' sirvió un desenlace relajado, con aparición de su famosa trompetilla, el kazoo, pero el calor subió unos grados en los bises con 'Tropical' y una segunda ronda de 'Via con me'. El mundo frío desaparecía, de nuevo, por unos minutos.