Otros discos de recuperación tras una enfermedad

Luz, cantando a la 'Vida tóxica'_MEDIA_1

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Luz, cantando a la 'Vida tóxica'

El 16 de enero del 2007, a Luz Casal la operaron de cáncer de mama, y solo 10 meses después publicaba Vida tóxica, un disco con las canciones que la ayudaron a tirar adelante. Nada más saber que estaba enferma se puso a preparar aquel trabajo, en cuya portada se atrevió a mostrarse con el pelo corto, indicio de las sesiones de quimioterapia, sonriendo y quitándose el maquillaje como si se despojara de todo artificio teatral.

En el disco no es difícil detectar mensajes relativos al trance vivido ya sea desde su propio título, que alude al veneno que se cruza en nuestras vidas, como a través de piezas como Sé feliz (donde canta a la «alegría de la vida»), Cara y cruz (en la que anuncia su deseo de «vivir un mundo más real» como fruto de una «apuesta firme y personal») y Sueños raros (la interferencia de los fármacos en sus ensoñaciones nocturnas).

Vida tóxica es un ejemplo de disco terapéutico cuya confección forma parte del proceso de recuperación de un artista. «La música me ha salvado la vida», repitió Luz Casal en las entrevistas promocionales.

La resurrección de Anastacia

El primer cáncer de mama de Anastacia, en el 2003, le sorprendió a punto de grabar su disco homónimo y la inspiró a crear una fundación para la prevención de esa enfermedad. El segundo, una década después, saldado con una doble mastectomía, la inspiró en el disco, de explícito título, Resurrection, en el que se mostraba fortalecida tras superar no solo ese episodio clínico sino un divorcio y un cambio de mánager. Una nueva Anastacia que, decía, estaba «más conectada» con su «esencia espiritual» y que en Little stupid things abogaba por reordenar las prioridades de la vida. 

El cáncer de mama se interpuso también en la trayectoria de Sheryl Crow, que reflejó la experiencia en el disco Detours (Desvíos, 2006) y en canciones como Make it go away (Radiation song). El tumor que sufrió Marie Fredriksson, cantante de Roxette, fue cerebral y dejo huella en su disco en solitario The change (2004), en el que cantaba «gracias a Dios estoy viva, viva por segunda vez». El puertorriqueño Draco Rosa también afrontó un cáncer, un linfoma tras el cual grabó un disco luminoso, Vida (2012).

Sabina y su ‘Alivio de luto’

El infarto cerebral que Sabina sufrió el 24 de agosto del 2000 le condujo a una fuerte depresión de la que salió a marchas forzadas y que asomó en su disco Alivio de luto (2005). Un trabajo que el cantautor calificó abiertamente de «crónica de una depresión», y en el que aludió a los malos días pasados en piezas como Nube negra, donde alude a la muerte y la desolación y pide un poco de paciencia. «Solo puedo pedirte que me esperes / al otro lado de la nube negra, / allá donde no quedan mercaderes / que venden soledades de ginebra». En otra canción, Dos horas después, confesaba que «han pasado los días como hojas / de libros sin leer».

Los episodios de depresión están detrás de otros discos, como Ready to die (2013), de Iggy Pop & The Stooges, con canciones concluyentes como la que le da título («tuve una depresión y no me dejará ir, / tuve una depresión y lo odio») y la desaparecida trovadora argentina Mercedes Sosa, que reflejó su recuperación (temporal) en el disco Al despertar (1998). Tras un periodo en el que su vida llegó a peligrar, reflexionaba: «Puedo decir al despertar / que el mundo es luz / y oscuridad».

La nueva vida de Edwyn Collins

El doble derrame cerebral que sufrió en febrero del 2005 dejó a Edwyn Collins, el que fuera líder de Orange Juice, autor de A girl like you, en un coma del que salió con parálisis parcial y problemas de habla que muy poco a poco, con el tiempo, iría suavizando. Volver a los escenarios y a la actividad musical fue un poderoso motor de su recuperación, y en octubre del 2007 ofreció un recital de regreso en Londres ante sus emocionados fans. El disco Losing sleep (2010) canalizó sus pensamientos y sentimientos en piezas como Over the hill, espejo de la angustia vivida. «En mi mundo de oscuridad / Nada ha cambiado / En mi completa confusión / todo sigue igual». 

Otro músico británico de su generación, Vini Reilly (The Durutti Column), sufrió dos infartos en el 2010 que le dificultaron poder tocar la guitarra, situación a la que se sumaron graves problemas económicos. Pese a los pronósticos médicos adversos, Reilly recuperó parte de la movilidad de la mano izquierda y, gracias al dinero proporcionado por sus fans, expresó su estado de ánimo en el intimista Chronicle.