"Oscuridades programadas", un análisis comiquero del periodismo de conflictos
Lo que empezó como un viaje para documentar el trabajo de unos periodistas por Turquía, Siria e Iraq acabó convirtiéndose para la dibujante Sarah Glidden en el cómic "Oscuridades programadas", donde "ayuda" a entender el impacto de la guerra de Iraq así como el trasfondo del trabajo de los periodistas.
Durante dos meses, Glidden se convirtió en la sombra de Alex, Jessica y Sarah, los periodistas estadounidenses fundadores de la organización de periodismo sin ánimo de lucro "Globalist" con los que conoció esta profesión de primera mano, así como vivió la realidad que viven los que sufren las consecuencias de esta guerra.
"He hecho todo lo posible para ayudar a mis lectores a entender el impacto que esta guerra tuvo en la región, especialmente importante para mis lectores estadounidenses, porque en nuestro país la gente parece querer olvidarse de esta guerra y seguir adelante", cuenta a Efe Glidden sobre este cómic cuyo mayor reto fue el de retratar el periodismo "sin aburrir hasta la muerte" al lector.
Así, y tras seis años de trabajo, logró contar visualmente el trabajo de estos tres amigos, algo que le resultó "fascinante" y que, pese a no esperarlo, hizo que cambiara su manera de ver esta profesión.
"Es un trabajo difícil, frustrante y éticamente turbio. Y a veces puede ser un trabajo sin resultados si una historia es rechazada por un editor o ignorada por los lectores. Viendo a estos reporteros trabajar, tuve una idea mucho más realista de lo desordenado que puede ser un trabajo, pero también vi que vale la pena hacerlo independientemente", cuenta.
Glidden tardó seis años en escribir esta historia (Salamandra Graphic), como reconoce, y recuerda que durante todo el viaje siempre estuvo acompañada por un cuaderno en el que dibujaba los bocetos, así como de una cámara de fotos, aunque hacer fotos en estos países muchas veces es "inapropiado o está prohibido".
En cuanto a los diálogos, la autora confiesa que su grabadora estuvo presente en "todo", desde que desayunaban, aunque matiza que algunas de las situaciones que cuenta en el cómic, como algunas reuniones o entrevistas en las que no estuvo presente, se han recreado.
"Quería que este cómic se hiciera con diálogos reales, pero también tomé nota de mis pensamientos. Yo estaba allí como un observador, así que presté atención a lo que estaba pasando delante de mí", destaca al tiempo que pone el acento en la importancia de la "precisión" en su obra.
Y es que, para Glidden, el periodismo "en forma de cómic" puede ser una "gran manera" de que los lectores se sientan conectados con temas que, "de otra manera", les resultan "distantes".
"Cuando trabajo en un cómic de no ficción trato que mi lector conozca a la persona real que yo conocí, gente con sentimientos y emociones y llena de complejidades. Si transmito, incluso, un poco de su humanidad en mis dibujos, entonces he conseguido lo que quería", afirma.
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