CRÓNICA DE CONCIERTO

Navidad a ritmo de vals con la Simfònica del Vallès

La orquesta y una brillante Sara Blanch inauguran con éxito en el Palau su gira de conciertos por Catalunya

Sara Blanch al Palau de la Musica

Sara Blanch al Palau de la Musica / periodico

CÉSAR LÓPEZ ROSELL / BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Una propuesta tan popular como festiva. La Orquestra Simfònica del Vallès (OSV) regresó el sábado en el Palau de la Música a su ya consolidado Festival de Valsos i Danses, pero con el espíritu innovador que le ha imprimido el director invitado, el norteamericano Arthur Post, y la presencia de la luminosa soprano Sara Blanch, quien, después de ganar ocho premios Viñas, sigue, a sus 26 años, una ascendente carrera que este año la llevará a debutar en el Liceu (junto a Plácido Domingo) y en el Teatro Real.

El repertorio de esta edición sigue estando presidido por la elegante y sofisticada música de Johann Strauss, pero da un mayor acento internacional al programa al incorporar compositores europeos y americanos. Valses y danzas conforman un atractivo y lúdico 'pack' que el público disfrutó con delirio hasta el punto de tener que ofrecer tres bises, uno de ellos con Blanch cantando un villancico.

Post, músico que alterna su residencia entre Girona y Canadà donde dirige a la Thunder Bay Symphony Orchestra, debutaba con la OSV y no hay duda de que su estilo versátil y su sentido del 'show' aportan a estos conciertos una más lúdica dimensión. El director introduce los temas con un gran sentido del humor y participa activamente en los gags. El 'estilo Dudamel', por ejemplo, apareció en la recreación de la brasileña 'Tico tico' de Zequinha de Abreu, con los músicos bailando sobre el escenario.

DIVERSIÓN MEDIDA

Todo está, sin embargo, medido y controlado y contribuye a la diversión del público sin perjudicar a la exposición de esta música azucarada pero de calidad. La obertura de la opereta 'Poema y campesino' de Franz von Suppé abrió un variado repertorio, en el que destacó la interpretación de cuatro danzas de la música del ballet 'La boutique fantasque', escrita por Ottorino Respighi a partir de piezas de piano de Gioachino Rossini. Igualmente brilló la fantasia oriental de 'En un mercado persa' de Albert Keterlbey y 'Fiddle faddle' de Leroy Anderson.

La intensidad del concierto creció en la segunda parte con 'El vals de los patinadores' que precedió a una impactante actuación de Blanch con el aria 'Mein Herr Marquis' de la opereta 'El murciélago'. La soprano desplegó la calidez y belleza de sus agudos llevándose la primera gran ovación de la noche. Lo propio sucedió con su magistral interpretación, llena de gracia y expresividad, de la 'Canción de Olympia', representando a la autómata de 'Los cuentos de Hoffman'. Un magnético 'El Danubio azul' cerró un aclamado programa coronado en las propinas con un popurri de valses y polkas.