LA ÚLTIMA CREACIÓN DE ÒPERA DE BUTXACA

Cuatro miradas al mito de 'Carmen'

La ópera contemporánea '4Carmen' engarza cuatro breves piezas líricas

Escena de '4Carmen' con  Marta García Cadena (en la silueta) como Carmen.

Escena de '4Carmen' con Marta García Cadena (en la silueta) como Carmen.

IMMA FERNÁNDEZ / BARCELONA

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Pasión, celos, muerte, dolor... Carmen, uno de los mitos más revisitados, vuelve esta noche al Festival de Peralada (Claustre del Carme) en forma de ópera contemporánea bajo el título 4Carmen. La gitana universal (María Pagés también la rescatará con su baile el 13 de agosto) ha inspirado un espectáculo que, bajo la dirección escénica de Marc Rosich, ha reunido por parejas a cuatro compositores y otros tantos dramaturgos. Son cuatro miradas al mito, piezas líricas breves a cargo de Mischa Tangian y Helena Tornero (Carmen aux enfers); Carles Pedragosa y Jordi Oriol (Restaurant Carmen), Clara Peya y Marc Angelet (Autopsia) y Lucas Peire y Marc Artigau, que firman el esqueleto creativo que unifica las otras tres historias.

Sobre el escenario, Marta García Cadena, Néstor Pindado y Toni Viñals asumen todos los papeles, acompañados por los músicos Alfredo Armero, al piano, y Àlex Rodríguez Flaqué, al violonchelo. Francesc Prat ejerce de director musical en esta coproducción del festival y Òpera de Butxaca i Nova Creació.

Siguiendo la estela de Dido Reloaded/Go Aeneas Go!, en la nueva creación de Òpera de Butxaca «conviven estéticas y partituras muy distintas», ilustra Rosich, que ha buscado en los tándems artísticos el «equilibrio y la tensión» entre el mundo teatral y el musical. La disparidad de estilos oscila entre la propuesta «montypython-pitarresca» de Oriol hasta la «Carmen con tintes lorquianos de Tornero», detalla el director.

En el infierno

Tornero, la única mujer dramaturga convocada, optó por llevar a la cigarrera al infierno partiendo de la novela de Prosper Mérimée que sirvió de inspiración a la célebre ópera de Bizet. «La Carmen de Bizet es más fascinante y tiene más fuerza. La novela es más machista y centrada en el universo exótico y marginal de los gitanos y los bandoleros. Carmen está casada con el gitano García y José lo mata aunque no se habría casado con ella porque es gitana y él noble. ¿Cómo se la iba presentar a su familia?», razona la autora que, como en el Orfeo en los infiernos de Offenbach, decidió ubicar a los personajes en el averno. Allí vuelven a pelearse y vuelven a morir.

El dúo Oriol-Pedragosa, habituales colaboradores, han orquestado una divertida ópera bufa: Restaurant Carmen, un título, explica Oriol, con doble intención: «Restauramos la figura de Carmen y llevamos la acción a un restaurante». A la mesa, Macarena, una cantante de ópera que está representando Carmen, y Don José, un crítico a sus pies. «A ella le gustaría ser como su personaje, un espíritu libre, pero no lo es, aunque todos los críticos la halagan», agrega el libretista, que cierra el triángulo pasional con un camarero, Esteve el pillo (el torero Escamillo de Bizet). «Él sí representa la libertad y ella se enamora de él», desvela. La pieza aprovecha la tragedia de esa mujer de los bajos fondos para reflexionar sobre la barrera entre arte culto y popular. «Planteamos cómo el elitismo y hermetismo de la ópera mata la libertad creativa. Hay que bajarla del pedestal y acercarla a la calle», convienen los creadores,

Angelet y Peya, que ha compuesto una partitura con resonancias del género musical, llevan el mito a la sala de autopsia. Un médico forense y un policía investigan un cuerpo desnudo aparecido en un descampado. «El médico quiere hacer un informe detallado de quién era esa mujer, qué le ha pasado y encontrar al culpable de su muerte», informa Angelet.

Conferenciantes

Para enlazar las tres historias Artigau, haciendo dúo con Peire, ideó la figura de tres conferenciantes expertos en Carmen que analizan su figura. «Cada uno tiene una mirada distinta y da paso a cada pieza. De esta forma ayudamos al espectador a viajar de un universo a otro de la forma más natural posible», argumenta el libretista. Los tres estudiosos encarnan a su vez los arquetipos de Carmen, José y el torero. «Al final introducimos el virus de la pasión en el cerebral mundo académico», avanza.

El montaje, que combina catalán y castellano, aparte de rescatar al mito, pretende revisar los principios de la lírica para ampliar sus límites. «Es una apuesta para ver cuáles son las fronteras del género, un experimento que busca las esencias de la ópera», sostiene Rosich. Tras su estreno en Peralada, pasará por el Arts Santa Mònica de Barcelona en noviembre y viajará hasta Berlín. Y confían que el viaje de las 4 Carmen continúe.

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