El último LIBRO sobre el autoR de 500 edificios de barcelona

La obra de Sagnier seduce a la fotógrafa Candida Höfer

La reconocida artista alemana retrata las casas del arquitecto modernista

A la izquierda, vista del vestíbulo y de la primera planta del Palau de Justícia; a la derecha, la escalinata de entrada de la casa Garriga Nogués.

A la izquierda, vista del vestíbulo y de la primera planta del Palau de Justícia; a la derecha, la escalinata de entrada de la casa Garriga Nogués.

NATÀLIA FARRÉ
BARCELONA

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La primera vez que Jan Molema pasó por Barcelona, en 1964, cuatro edificios le llamaron la atención: el Palau de Justícia, el edificio de la Duana y las dos sedes de las cajas de ahorro catalanas que por entonces había en la Vía Laietana. El arquitecto holandés confiesa que jamás pensó que cuatro obras tan diferentes pudieran haber salido de la misma mente, la de Enric Sagnier, y admite, además, que las obvió ya que por entonces solo le interesaba Gaudí. Ninguna de las dos revelaciones sorprende si se tiene en cuenta que Sagnier fue uno de los arquitectos más eclécticos del modernismo además de uno de los más subestimados e ignorados pese a que Barcelona le debe su aspecto y su trama urbana.

Ahora, Molema es una de las firmas deSagnier Architect by Candida Höfer, el tercer libro de una trilogía que Antonio Sagnier, el nieto del autor del templo del Tibidabo y de por lo menos 500 piezas arquitectónicas más, ha auspiciado para «dar a conocer la obra» de su abuelo y «situarla en el lugar que le corresponde». A su vez, Candida Höfer, la que se considera la mejor fotógrafa de interiores del mundo, nunca ha escondido su «atracción por la diversidad, el diseño y la arquitectura de Barcelona», afirma Elena Ochoa Foster, otra de las colaboradoras del libro, por eso cuando Sagnier nieto le propuso fotografiar la obra de su abuelo para el volumen, Höfer no se lo pensó.

OBRAS DE ARTE / El resultado es un cuidado tomo que recoge las fotos de la alemana sobre seis edificios de Barcelona diseñados por Sagnier. No son los mejores ni los más bonitos, pero sí los que mejor se adaptaban a la nueva objetividad que practica Höfer, que se ha paseado durante horas por dichos espacios hasta encontrar el punto de vista y la luz deseados. Así, estancias anónimas y en algunos casos irreconocibles, como la biblioteca de la iglesia de Pompeia y el vestíbulo del Col·legi de Jesús-Maria, se convierten gracias al ojo y a la cámara de la fotógrafa en obras de arte. Están también la casa Arnús, la casa Garriga Nogués, y los citados Palau de Justícia y templo del Tibidabo.

Edificios escogidos con el consenso de Ramón Úbeda, Josep Maria Montaner y Santi Barjau, otros de los colaboradores del libro. Este último, además, es elculpable de la fascinación de Antonio Sagnier por la figura de su abuelo. En el 2003, cayó en manos del nieto la tesis doctoral de Barjau, la primera sobre el arquitecto, a partir de aquí, y de la colaboración entre ambos, salióSagnier Arquitecto. Barcelona 1858-1931 -«Gaudí tiene muchos libros pero ninguno como este», dicen que exclamó el entonces decano del Col·legi d'Arquitectes de Barcelona, Jordi Ludevid, cuando lo vio- y una edición de bolsillo con una ruta por Barcelona con sus edificios. La trilogía se completa con el actual volumen.

ECLECTICISMO Y OLVIDO / El interés de Barjau nació precisamente a causa de la poca información publicada sobre Sagnier, un personaje muy valorado en su momento y el que más premios recibió del ayuntamiento pero que cayó en el olvido después de la guerra civil, entre otras razones por su eclecticismo: bebió del neoclasicimo, estuvo emparentado con el modernismo y vivió el transito al noucentisme, aunque fue lo suficientemente independiente como para hacer lo que quiso.