Objetos jamás encontrados

ALBERT ESPINOSA

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Artículo 415. El otro día perdí una maleta en el aeropuerto. Estábamos en objetos perdidos un hombre de 90 años y yo. Él había extraviado  una pequeña maleta roja que poseía desde hace 45 años  y un paraguas azul que tenía un valor especial en su vida.

Ante tanto detalle, mi maleta de hacía un año y de la que casi no recordaba el tamaño exacto no podía compararse con su enorme pérdida. Pero lo mejor pasó cuando me relató lo que sentía ante ambos extravíos... Bueno, casi os lo cuento después de lo mejor de mi semana.

Tercer puesto: Pulmons (Espai Lliure). Cualquier espectáculo que se estrene en ese sala se impregna de la magia del lugar. Residir entre esas paredes te inunda de los recuerdos de sus fantasmas.

Segundo lugar: La teoría del todo. Eddie Redmayne consigue crear un personaje que supera al propio Stephen Hawking. La ternura que destila su interpretación es absolutamente de Oscar.

Primera posición: Whiplash. Una gran joya, repleta de una magia extraordinaria y que habla de la lucha por los sueños y de los maestros que te ayudan a lograrlos. ¡Absolutamente adictiva!

Y volviendo a aquel hombre me contó que nuestras pérdidas no tenían nada que ver con las grandes extravíos de la historia. Me contó que jamás se habían encontrado: el Santo Grial, las obras completas de Pitágoras, el cerebro de Kennedy, el cuaderno de bitácora del primer viaje de Colón, el Vuelo 19 o el esqueleto completo de un dodo, que era un pájaro de la Isla Mauricio del que siempre falta un hueso para completarlo...

Ante tanta pérdida ilustre, nuestros objetos no parecían tan importantes. Pero la suerte nos acompañó y en 30 minutos aparecieron nuestras maletas y el paraguas rojo. Cuando nos despedíamos, me  sonrió y me regaló ese paraguas sin mediar palabra. Me sentí afortunado. Hoy le regalo este artículo y sigo pensando cuánta pérdida, en realidad, está disfrazada de gran ganancia. ¡Feliz domingo!