LIBROS

'El deshielo', de Lize Spit, una adolescencia brutal

Lize Spit conmocionó a los lectores belgas con esta novela de violencia entre adolescentes y con elementos autobiográficos

Lize Spit, en Barcelona.

Lize Spit, en Barcelona. / Mireia Reynal

Ernest Alós / Barcelona

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

‘El deshielo’, la primera novela de Lize Spit (Viersel, Bélgica, 1988), se convirtió hace un año en una sensación entre los lectores en lengua neerlandesa. 170.000 ejemplares vendidos, propuesta municipal (rechazada por la autora) para crear rutas turísticas por los escenarios del libro en su pueblecito natal, decenas de traducciones contratadas, película en marcha… pero llamativo del éxito no es toda la parafernalia que suele agruparse bajo el paraguas del ‘fenómeno literario’, sino el libro que lo ha desencadenado: una historia descarnada de violencia y abusos entre adolescentes, de miseria familiar, de ajuste de cuentas al cabo de unos años, y con un vínculo directo con la vida de la autora, con el ambiente cerrado del pueblo que abandonó cuando llegó a la mayoría de edad y con una familia disfuncional.

Eva, la protagonista de la novela, publicada ahora en castellano y catalán por Seix Barral y Amsterdam, en traducciones respectivamente de Catalina Ginard y Maria Rosich, tiene también una hermana con un transtorno obsesivo compulsivo, y un par de padres alcohólicos.  La novela recoge también “lo que significa la adolescencia en un pueblo pequeño, en el que no eliges a tus amigos sino que estás obligada a hacerlo todo con los tres o cuatro que tienen tu misma edad”. No es, no obstante, una novela autobiográfica, dice, sino que mezcla vivencias propias y ficción. A la hora de dibujar los personajes, por ejemplo, combina en cada uno de ellos trazos de los habitantes reales de Viersel (1.000 habitantes). “Mientras escribía había una discusión interna en mi mente entre la escritora y mi identidad , para decidir qué podía utilizar y qué no en el libro; y decidí escribir de forma incondicional, sin reservas”, sostiene. En consecuencia, y por si acaso, solo enseñó el libro a sus padres cuando ya estaba impreso.

"Dejé fuera las cosas más feas, pero no por los lectores sino por la gente afectada"

Pero lo brutal del libro, ¿es la ficción o es la realidad? ¿Ha imaginado las escenas más violentas?  “Dejé fuera las cosas más feas, pero no por los lectores sino por la gente afectada”, sostiene en el encuentro con la prensa que mantiene en la sede de la editorial Amsterdam en Barcelona. Bien, pues deberían ser muy, muy feas. “También dejé fuera elementos positivos, porque la gente no siempre es tan mala”, añade.

La sorpresa para Spit (“aunque quizá fue así porque el libro fue un éxito”) fue que quienes al parecer se irritaron no fueron los vecinos que se veían reflejados en el libro, con motivo o no, sino en quienes no se veían recogidos en él. Para muchos lectores, lo sorprendente, dice, es que alguien con un aspecto tan inocente como ella pudiese escribir algo tan turbio. Pero las cosas van por dentro, advierte.

Los traumas, violencias y heridas preadolescentes quedan a menudo sublimados en forma de novela de terror o fantástica en la ficción de EEUU. Algo de ello hay en ‘El deshielo’, aunque a Spit, que como guionista aprecia creaciones como ‘Stranger things’ o ‘It’, no le interesa mucho lo fantástico y prefiere cómo estos elementos se subliman allí de forma más “abstracta” y “metafórica”. Y en su caso prefiere ser realista y “escribir de lo que conoce”.   

"Algo que podría haber pasado en los años 90 o en los 70"

La formación como guionista de la autora pesa, apunta, en su escritura. Dice pensar “más en escenas que en capítulos” y plantearse el punto de vista de los personajes como si de movimientos de cámara subjetiva se tratase. De ‘El deshielo’, por ejemplo, escribió primero la línea temporal que se desarrolla en el año 2002, después la que se acerca a la actualidad, y acabó encajándolas siguiendo una escaleta mural muy de manual de guionaje. Lo que sí administra bastante son los toques de cultura pop generacional (el aserejé, las gargantillas, “para colorear la historia”) de manera que la historia se lea “como algo que podría haber pasado en los años 90 o en los 70”.  

Lize Spit dice que si la protagonista de la novela regresa a su pueblo con un bloque de hielo, el uso que dará al cual explica el título del libro, su bloque de hielo es el libro con el que ha regresado a Viersel. Cuando uno piensa en el significado de ese bloque en la novela, pasa a ser aún más inquietante imaginar qué parte de su juventud imagina Spit, y cuál no.