LAS PRIMERAS HORAS DEL EVENTO

Niños y políticos, primeros en llegar

La campaña electoral reúne a más políticos que nunca en la inauguración del Salón del Cómic

Visitas 8 Los grupos de escolares llenaron ayer el salón.

Visitas 8 Los grupos de escolares llenaron ayer el salón.

NATÀLIA FARRÉ
BARCELONA

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Escolares y políticos. Este fue, como es habitual en la jornada de apertura, el primer público en visitar los 153 estands, ocho más que en la última edición, que ayer subieron la persiana en el 32º Salón del Cómic (en Fira Barcelona Montjuïc hasta el 18 de mayo). Juntos pero no revueltos. Así, los más pequeños no dudaron en acercarse a Artur Mas para fotografiarse con él, pero tras las instantáneas, cada uno se fue a lo suyo. El president a inaugurar; los niños a la busca y captura de héroes o a la caza de merchandising. Los personajes más preciados: Batman y Lobezno, con permiso de un robot de Transformers de tamaño natural. Y el objeto a conseguir más buscado, a juzgar por las colas, la camiseta de la película El corredor del laberinto, aún por estrenar. Conseguirla obligaba a encontrar la salida en una encrucijada de caminos, todo un reto.

Más fácil resultaba orientarse en los nuevos pabellones que acogen el salón y que suman 33.000 metros cuadrados, 14.000 más que el año pasado. Mucho espacio para los más madrugadores que, como el Salón del Cómic no es el Salón del Manga, acudieron sin disfraz. Ayer, los únicos que circulaban con vestimenta especial eran los figurantes de los campamentos militares recreados en el pabellón dedicado al cómic en guerra, leitmotiv del salón. Soldados republicanos, norteamericanos y miquelets. Estos últimos a punto para cuadrarse si la visita lo requería. Y lo hicieron. Fue cuando la comitiva política, encabezada por el president, el alcalde, el conseller de Cultura y el concejal de Cultura, hizo acto de presencia. Más cargos electos que nunca. Motivos para apoyar la cita hay muchos, pero tanto despliegue remite irremediablemente a la campaña electoral.

La exposición de humor gráfico político Derecho a sonreír, con una museización con cabinas como las que se utilizan en las votaciones, permitió a Artur Mas aludir en su discurso al debate soberanista: «Veo unas urnas con unas cortinitas donde puedes entrar y teóricamente podrías votar: esto es lo que algunos se toman tan mal». La ovación final, sin embargo, no se la llevó el president sino el alma del salón: Carles Santamaria, al conocerse que tras la cita le espera un trasplante de corazón.

Fantástico diorama

Pero antes de pasar por el quirófano, Santamaria espera llevar 100.000 visitantes a la cita, que entre otras novedades, cuenta con una carpa en la que los autores venden sus originales y el público, además de comprar, puede disfrutar viendo cómo trabajan los artistas. Sus trazos atraían ayer miradas, tantas como el fantástico diorama que recrea una batalla de la segunda guerra mundial.