Nina Mia!

MARTA CERVERA / LONDRES

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A mediados de julio Nina (Barcelona, 1966) voló a Londres para sintonizar de nuevo Mamma Mia!, un musical basado en las incombustibles canciones de Abba que ella estrenó en España en el 2004 y que volverá a interpretar a partir del 26 de noviembre en el Tívoli de Barcelona.

«No sé qué voy a sentir cuando escuche estos acordes en Barcelona», comentaba Nina mientras sonaba la obertura de la función en el Novello Theater de Londres. Asistir a la función era una manera de conectar de nuevo con el personaje que más veces ha interpretado y que volverá a encarnar por cuarta vez este otoño.

Poco antes de la función, Nina habló de ello y de otros aspectos del aclamado musical con la protagonista principal de la función en Londres, Dianne Pilkington (Wigan, 1975), una estrella del West End con una dilatada trayectoria. Entre bambalinas comentaron sus impresiones sobre el personaje que las une, Donna Scheridan, esa madre soltera que no solo tiene que hacer frente a la boda de su hija, sino al desafío de reencontrarse con tres antiguos novios que han sido invitados al enlace por su hija con el fin de descubrir quién es su padre. La actriz inglesa alucinó con el magnífico aspecto de Nina y puso ojos como platos al saber que había representado siempre el rol de Donna en España.

'Show' vigorizante

"Yo llevo más de dos años como Donna y estoy disfrutando porque este es un show vigorizante, reafirmante», explicó. «En realidad es el primer rol de madre que interpreto. Antes me daban más papeles de jovencita. El personaje de Donna ha sido un salto en mi carrera», admite. Tanto Nina como ella comentan que lo más complicado en el montaje son las escenas que pasan del drama a la comedia.

En este sentido destacan el número de Dancing Queen. «Es un momento en el que las emociones están a flor de piel y debes cantar y también bailar mientras lloras. Pasan muchas cosas en poco tiempo, pero lo más difícil para mí a veces es no reír porque mis Dynamos (sus amigas en la obra) son muy divertidas». Aunque se trata de una escena complicada, a Nina le encanta: «A veces sales a escena con problemas, o con dolor, como cualquier ser humano, pero cuando cantas Dancing Queen te olvidas de todo». La catalana también considera exigente cantar Todo al ganador, casi al final del montaje. «El nivel de emoción en esa escena es alto y a veces eso no casa bien con la parte vocal», apunta Nina.

El musical contiene muchas canciones pero muy poco texto, comentan, lo que obliga a concentrar toda la carga interpretativa en unos determinados momentos que son clave. Quizá por ello lo mejor para ambas de Mamma Mia! es esa enorme conexión que se crea con el público a través de una historia donde los sentimientos salen a relucir a través del popular cancionero de Abba, cuarteto sueco cuyos miembros masculinos se implicaron en este musical que en Londres se ha convertido en un clásico. «Lo mejor es la reacción de la gente en el número final. El otro día un señor mayor que estaba en primera fila se levantó como pudo de la butaca. ¡Tenías que haber visto la cara entre incrédula y preocupada de su mujer!», dice Pilkington. Tanto ella como Nina opinan que este es un musical medicinal porque «la gente se siente mejor cuando sale del teatro».

Ese subidón de energía que provoca la historia situada en una isla griega es algo que Nina sintió al final de la función en Londres, que acabó con el público en pie, ella incluida. Volver a encarnar a Donna representa una oportunidad única, afirma. «Me hace mucha ilusión porque a veces piensas en cosas del pasado que te gustaría cambiar, pero no puedes. Recuperar este rol me da la posibilidad de enfocarlo de otra manera. En estos 10 años he crecido actoral y vocalmente. Me apetece interpretar a Donna desde el punto en el que me hallo ahora, con más madurez. La primera vez que la encarné tenía 37 años, ahora tengo 48 y, aunque no soy madre, siento que tengo mucho que aportar al papel».

Un mar de emociones

La juventud hippy de Donna tiene poco en común con la de Nina, una cantante con una voz impresionante que deslumbró al veterano director de orquesta Xavier Cugat, su descubridor. «Mamma Mia! habla de sentimientos que son patrimonio de todos, por eso el público se identifica tanto con esta obra». Nina recuerda que la relación profunda de amistad entre mujeres, uno de los puntales del texto; la relación amor-odio de pareja y la relación de estima incondicional madre-hija «son sentimientos que son patrimonio de todos». Y añade: «Dianne decía que esta obra es terapéutica y lo es no solo para el espectador, sino también para nosotros porque navegas por ese mar de emociones tan reconocibles y cercanas». Para Nina no existe un personaje como el de Donna. «Con ella te ríes, lloras y pasas por muchos estados emocionales. Has de salir cada día a tope. No se puedo comparar con nada de lo que he hecho».

Las producciones de Mamma Mia! en el mundo entero siguen un mismo patrón: son franquicias. ¿Hasta qué punto puede aportar algo nuevo? «Pese a llevar a sus espaldas más de 15 producciones, el director de escena, las tres veces que he trabajado con él, siempre me ha dejado crear desde cero, cosa difícil cuando ya has interpretado el papel antes», afirma la actriz, que ha estado visionando vídeos en Youtube de sus anteriores montajes. «Creo que esta vez aportaré más serenidad al personaje. Aspiro a darle otro tempo, hacerlo más pausado, menos alocado», dice Nina, para quien la experiencia es un grado.