Ngugi Wa Thiong'o: Todas las lenguas son capaces de crear una gran literatura

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Jose Oliva

 Eterno candidato al Nobel de literatura, el escritor keniano Ngugi Wa Thiong'o, que escribe sus novelas en su lengua materna, el gikuyu, ha dicho hoy en Barcelona que "no hay ninguna lengua superior a otra, todas las lenguas son capaces de crear una gran literatura".

Thiong'o, cuya obra está atravesada por la idea de la construcción de la identidad a través de la lengua, ha señalado que "ninguna lengua, ni el castellano, ni el francés ni el inglés, puede crear una universalidad mayor en la literatura que lenguas como el suajili, el japonés, el zulú o el gikuyu".

Invitado por el PEN catalán, Thiong'o, que pronunciará una conferencia el próximo día 10 en el CCCB sobre "África, escritura y emancipación", divide las lenguas en dos categorías: "las que marginan y las que están marginadas, que no quiere decir que sean marginales", y concreta que "una lengua que margina en una situación concreta puede ser la marginada si esta situación cambia".

En Kenia, sostiene, "el inglés es la lengua de poder, la que se utiliza en la educación, en la administración, en el comercio; el suajili es la lingua franca, pero la mayoría de lenguas africanas kenianas no son lenguas de poder".

A su juicio, hay además un entramado que ayuda más a la prominencia del inglés, como el sistema editorial, que prefiere publicar libros escritos en inglés y no en las lenguas nativas. "Tengo la sensación de estar en una lucha en la que somos hormigas que empujan toda una montaña", ha ejemplificado.

Un elemento común en estas relaciones desiguales entre lenguas es que "siempre gana la lengua de poder por medio de la violencia".

En sus viajes por el mundo, ha podido comprobar que la situación del gikuyu no es exclusiva de África, sino que hay "un patrón común", y por eso se pueden identificar con lo que explica de su país un maorí de Nueva Zelanda, un lapón en Noruega o un indio de Norteamérica.

Sin embargo, hay ejemplos maravillosos de comunicación entre lenguas: "Cuando yo iba a la escuela, en las clases de gikuyu se contaba el cuento de un padre, su hijo y un burro, que iban al mercado y, ante las críticas de los demás, acababan acarreando el burro en sus espaldas".

Cuando Thing'o comenzó a estudiar castellano se volvió a topar con esta fábula, que resultó ser "un cuento escrito en la Edad Media originariamente en castellano" -forma parte de "El conde Lucanor" de Juan Manuel-, que es "un ejemplo de cómo la literatura puede traspasar fronteras geográficas e incluso temporales".

Admite el autor de "El diablo en la cruz" o "Un grano de trigo" que la dominación de las lenguas se basa también en una "relación de poder basada en el desequilibrio en el que la lengua dominada se asocia a valores negativos como la violencia o la humillación, y es así como al final los padres acaban educando a sus hijos en la lengua dominante, en el caso africano en inglés o francés".

Para explicar los casos de escritores que escriben grandes obras de arte, pero en otras lenguas diferentes a la identitaria, como el caso de James Joyce, Kafka o Joseph Conrad, se debería acuñar otra acepción: "En el caso africano se debería de hablar de literatura afroeuropea o literatura africana eurófona, pues un ciudadano francés que escribiera en japonés no sería literatura francesa, como Conrad no es literatura polaca ni Kafka literatura checa".

En este punto, el autor keniano se refiere a "la suplantación de la identidad literaria".

Preguntado por el último Nobel cuando parecía que iba a recibir el reconocimiento de la Academia sueca, Thiong'o cree que Bob Dylan es "un gran músico" y no tiene problema en que se le dé un premio como músico o por sus palabras" y añade en defensa de la elección del cantautor norteamericano: "En la antigüedad la poesía se cantaba y la canción forma parte de la tradición poética".

Aunque finalmente no obtuviera el Nobel, el escritor se siente halagado por que "tanta gente en el mundo que crea que merecería el Nobel o cualquier otro premio", si bien el premio serviría para "apoyar muchas lenguas africanas y su literatura escrita y sería un revulsivo para tantas lenguas que sufren agresión de lenguas dominantes".

Para referirse a la situación ideal, Thiong'o explica: "que uno pueda tocar el piano no quiere decir que dejemos de tocar el violín, y cuando se combinan ambos desde posiciones no jerárquicas pueden dar lugar a armonías, y eso puede pasar con las lenguas".

En el mundo moderno, "el progreso no es igualitario en absoluto y el monolingüismo es el dióxido de carbono de las culturas, mientras que el plurilingüismo es el oxígeno".

Thiong'o, que vive actualmente en California, siente fascinación por el tema de la globalización, cuya esencia máxima es "la libertad de movimiento de los capitales, pero luego hay barreras que se aplican a las personas, a la mano de obra; y si la globalización fuera democrática habría libertad de movimientos para los capitales y para las personas".

España y Portugal, añade, tuvieron un papel importante en esa globalización con los viajes de Colón a América y Vasco de Gama a África, "viajes que dieron pie al colonialismo y al esclavismo".

Coincidiendo con su presencia en Barcelona, el autor keniano ha visto como se publican en España sus novelas "El diablo en la cruz" y "Un grano de trigo" por Debolsillo y Rayo Verde.