ENTREVISTA A UN ETERNO CANDIDATO AL NOBEL

Ngugi wa Thiong'o: "El idioma es la herramienta de la dominación"

El novelista keniano, abanderado de las letras africanas, denuncia la colonización a través del lenguaje

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JAVIER TRIANA / BARCELONA

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Acaba de volver de comer y lo primero que Ngugi wa Thiong'o (Kamirithu, Kenia, 1938) hace antes de la entrevista, en la cafetería de su hotel, es excusarse para ir un momento al baño. Camina despacio pero con paso firme, como durante la extensa trayectoria que le ha aupado al trono de las letras africanas: sus novelas, sus ensayos, sus obras de teatro y hasta sus cuentos infantiles reclaman con orgullo las culturas precoloniales y, sobre todo, el vehículo de estas: las lenguas autóctonas.

Así, cuando una obra de teatro lo llevó a prisión en 1977, tomó la decisión de usar en sus textos el idioma de su tribu, el kikuyu. Y allí mismo, entre rejas y usando papel higiénico como soporte, escribió una de sus obras clave: 'El diablo en la cruz' (Debolsillo, 2017). "En un momento dado, los papeles ocupaban bastante en la celda y las autoridades me los confiscaron, pero después me los devolvieron pensando que eran inofensivos", ríe. Le habían restituido una de las críticas más feroces al podrido sistema de la Kenia postcolonial. Luego seguirían 21 años de exilio que lo llevarían hasta su actual cargo como profesor de Literatura Comparada en la Universidad de California. Este miércoles, a las 18:30, da una charla en el CCCB bajo el título 'África, escritura y emancipación'.

¿Qué le hizo cambiar al kikuyu como idioma original para sus obras? Había estado pensando sobre el asunto del idioma desde hacía mucho tiempo, pero nunca había hecho nada al respecto. En Kamirithu, creamos una obra de teatro en kikuyu, 'Me casaré cuando quiera', que representaron los vecinos. En noviembre de 1977, el Gobierno keniano la paró y el 31 de diciembre me metieron en la cárcel. Fue entonces cuando empecé a pensar en la relación de poder entre los idiomas de los colonizadores y los de los colonizados. Y tomé la decisión de escribir mis novelas en kikuyu.

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Después de tantos años exiliado en Reino Unido y EEUU, ¿su mente sigue funcionando en kikuyu? ¿Cuando piensa, cuando sueña...?¡Sí! Los idiomas, de alguna forma, son como instrumentos musicales, ¿no? No siempre tocas el mismo. Puedes crear diferentes melodías depende de cómo muevas los dedos, de la misma forma que cada idioma organiza el pensamiento de una manera distinta, por la estructura de cada uno. He pensado mucho en el idioma en términos de creación. Lo llamo 'colonias de la mente', un imperio metafísico a través del idioma.

En su generación, les castigaban en la escuela si les pillaban hablando en su idioma en vez de en inglés... Esto de humillar a la gente por su idioma y su cultura a través de la violencia es una amenaza común en todas las situaciones de colonizador-colonizado. Lo primero que tratan de hacer es imponer su idioma. Pero no lo hacen de manera normal, porque para aprender otro idioma tú no necesitas abandonar el propio. En esa situación se aseguraban de reprimirte si hablabas tu idioma en el colegio. Y te premiaban si hablabas inglés muy bien. El idioma es la herramienta de la dominación.

En Kenia hay niños que leen 'Blancanieves', un cuento que no les podría ser más ajeno. Usted también ha escrito libros infantiles, ¿está intentando crear historias más cercanas para los niños en su propio idioma? Claro, pero no es nada fácil escribir libros infantiles. Muchas de estas historias son muy atractivas, tienen temáticas universales. Y los niños las leen como historias, pero por desgracia, las historias no suceden aisladas en el vacío. También son portadoras del paisaje que describen y los elementos de la cultura, que pueden permanecer implantadas en las mentes, como ideales para el niño que los lee. Así que en África, tenemos una tradición de cuentos, que ya estaba ahí como tradición oral, pero no escrita. Hay historias para niños en idiomas africanos. Una vez que las conocen, pueden leer otras historias de otros países, porque ya hay una base para comparar.

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¿Con qué obstáculos ha topado en esta lucha por reclamar las culturas y los idiomas precoloniales? ¡La mente! Lo que el colonialismo hace en todas partes es poner patas arriba la normalidad. La forma normal de aprender es empezar desde donde estás, de lo que sabes, y luego vas hacia lo desconocido. El proceso colonial es al revés: lo desconocido es la forma en la que un país se ve a sí mismo. Es muy alienante. Pero es que no hay nada malo en los idiomas europeos: lo que es mala es la relación de estos con los idiomas africanos.

Ahora tiene 'Sueños en tiempos de guerra' (Rayo Verde, 2017) traducida al catalán . Es la primera vez que le publican en este idioma, ¿cómo se siente? ¡Oh, muy bien! Cuando voy a un sitio y veo mis libros traducidos al idioma local siento que estamos conversando con otros idiomas. Me gusta eso, pero quiero hacerlo desde mi propio idioma.

No mucha gente en su ámbito tomaría la decisión de volver a su idioma materno. ¿Qué se siente siendo un rebelde de 79 años? [Se ríe] ¿Sabes? No me considero un rebelde. Soy una persona que cree en la normalidad, pero por desgracia, cuando la normalidad se convierte en lo anormal y uno intenta ser normal, la gente te considera un rebelde.

¿Sigue siendo usted creyente? Sí. ¡No! Un momento... Soy una persona espiritual. No tengo una religión en particular. Creo que todas las religiones buscan la espiritualidad, porque la misma vida humana aspira a lo espiritual. No vivimos solo para alimentarnos. Y creo que todas las religiones tratan de buscar una forma de conectar con esa espiritualidad, pero lo hacen a través de ritos y rituales, y a veces estos se vuelven más importantes que la espiritualidad que están buscando.

Se equivocan las religiones establecidas... Porque crean rituales. Dicen que el rito es lo mismo que la espiritualidad. Pero esos ritos, que son un medio, terminan por convertirse en un fin. Y acaban por estrangular la espiritualidad. ¿No te parece horrible que los humanos digan que están luchando por Dios? Los cristianos en las Cruzadas... ¡es divertido! Como si Dios les fuera a decir: "¡Eh! ¿A cuántos habéis matado hoy por mí?" [Risas] La espiritualidad nos rodea, pero no la reconocemos y la idea de Dios es otra forma de expresarla. Es como el alma, pero fuera de nosotros. Tiene sentido, ¿no?

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La religión también se usa como herramienta para esclavizar la mente. Pero también se puede usar como espacio de liberación mental. Si pones una persona sentada encima de otra, el de arriba dirá que hay que mantener las circunstancias como están, porque en el cielo serás recompensado. Pero el de abajo dirá: "¡No! Quiero cambiar esto ahora".

¿Y cómo defendería la cultura entre tanto recorte? Piensa en una flor. Es hermosa, a veces te dice rápidamente la identidad de la planta y es un producto de todo el árbol. Los árboles no empiezan con las flores, sino que emergen del árbol. Y son las que contienen el futuro de ese árbol, porque tienen las semillas. Eso es la cultura. Así que cuando se recortan los presupuestos, están impidiendo que emerja esa flor y el poder de llevar la cultura de esa sociedad.

¿Y qué piensa del Premio Nobel de Literatura? Su nombre ha sonado muy fuerte en los últimos años. Estoy muy agradecido de que mucha gente crea que mi trabajo se merece lo que sea. Gane o no un premio, para mí es muy importante que la gente crea eso. Lo llamo 'el Nobel del corazón'. ¿Qué le parece?