¿Hacia dónde va el cine?

Analizamos cómo Netflix y otros gigantes han hecho tambalear (o no) los cimientos de la industria audiovisual en España

Sala principal de los cines Aribau

Sala principal de los cines Aribau / periodico

OLGA PEREDA / MADRID

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Paco León acaba de estrenar su última película como actor, 'Siete años'. Y lo ha hecho en internet, de la mano de Netflix, plataforma que financió, en parte, el filme. Otro gigante estadounidense, Amazon, ha pagado los últimos trabajos de Woody Allen: 'Café Society' y la serie 'Crisis in six scenes'. Movistar está detrás de 'La peste', la nueva serie en la que trabaja el cineasta Alberto Rodríguez ('El hombre de las mil caras'). ¿Qué está pasando? ¿Se van a dejar de estrenar películas en salas? ¿Las van a dejar de hacer los productores tradicionales? ¿Las pantallas pequeñas se han comido a las grandes? ¿Tenemos que empezar a hablar de contenido audiovisual en lugar de películas o series? ¿Estamos delante de un cambio de paradigma?

No. Al menos, no tanto. Estamos en un escenario en el que hay “nuevos agentes que tienen una cultura empresarial muy diferente a la española y que no se caracterizan precisamente por aumentar la transparencia del negocio audiovisual, que ya de por sí es bastante opaco". Así lo explica Rubén Romero Santos, profesor de Nuevas Tendencias en Audiovisual en la Universidad Carlos III. Para Ramón Colom, presidente de la Confederación de Productores Audiovisuales Españoles (FAPAE), tampoco estamos ante un cambio de paradigma sino ante un “cambio de comercialización” en el que la palabra 'espectador' es engullida por la de 'cliente'.  

CAPTAR CLIENTES

Cliente es, de hecho, el término favorito de Netflix, que -a falta de publicidad- vive de captar suscriptores y evitar que se den de baja. Hace justo un año que la plataforma (presente en 190 países, con un total de 81 millones de abonados) aterrizó en España. Seguimos sin saber nada de ella (aunque ella lo sabe todo de nosotros). ¿Cuántos abonados hay en nuestro país? No hay respuesta. La compañía no facilita las cifras de ningún territorio. ¿Afecta a Netflix la ley española que obliga a las operadoras a producir contenido propio? “No hay comentarios al respecto”, es la amable respuesta que el gabinete de comunicación ofrece a la pregunta de EL PERIÓDICO. Aunque añade: “Sí es cierto que se está apostando muy fuerte en las producciones locales europeas, como ‘Marseille’ para Francia, ‘The Crown’ para Inglaterra, y ‘Las chicas del cable’ para España”.

Los expertos consultados para este reportaje coinciden en señalar que Netflix, al no tener sede en España, no tiene por qué cumplir la ley que obliga a producir contenidos audiovisuales propios y locales. Sin embargo, la UE ya les está ‘llamando al orden’ para animarles a hacerlo, algo que FAPAE aplaude.

MOTOR DE CONTENIDO

Elena Neira, experta en márketing, redes sociales y nuevos modelos de distribución audiovisual, deja claro que Netflix se ha convertido en un “motor de contenido”. Ha dejado de comprar tanto catálogo (adquirir los derechos de obras audiovisuales para todo el mundo es algo que no sale muy rentable y, además, los tiempos de espera para programar estrenos son más largos que para las plataformas de 'streaming') y ha apostado por contenido original (600 horas en el 2016 y 1.000 en el 2017). Neira pide a la industria que deje de ver el mundo digital como el enemigo. “La distribución digital democratiza el acceso al cine. Que se lo digan a la gente que vive en ciudades donde apenas hay salas”, afirma. La experta, autora de los libros 'El espectador social' y 'La otra pantalla', destaca que servicios como Netflix ayudan a bajar los índices de piratería .

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Rubén Romero Santos, mientras, se muestra más escéptico. En su opinión, está por ver que Netflix, efectivamente, haga que los usuarios paguen por consumir ficción. “En España no hay esa cultura. Aquí solo se paga, si acaso, por el fútbol. Seguimos siendo un país asolado por la crisis económica. ¿Normalizar la televisión de pago? Eso sí que será un cambio importante que, en caso de producirse, cambiará las reglas de la industria”. El profesor universitario destaca que desconocer el número de abonados de Netflix (y, por lo tanto, de la audiencia de sus series) es algo que afecta a la propia industria. Pone como ejemplo el caso de la creadora de 'Orange is the new black', Jenji Kohan, que a la hora de renegociar su contrato con Netflix no sabía muy bien qué cifra pedir ya que se desconoce la audiencia de la serie

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MODELO GLOBAL

Una vez analizado el nuevo escenario cabe preguntarse si el actual modelo de distribución está en crisis. “No” es la respuesta que dan Judith Clares, profesora de la Universitat Oberta de Catalunya, y Jaume Ripoll, cofundador de Filmin. Ambos son los autores de ‘Los agentes del cambio: nuevas estrategias de distribución en cine y televisión’, un informe que constata que los espectadores de cine, junto a los que alquilan o compran DVD, son cada vez menos en España. En el resto del mundo están aumentado y como la industria del cine es una industria internacional, “el modelo de distribución a nivel global no está en crisis”. Hay que buscar, eso sí, nuevas opciones de negocio.