La creación artística y el compromiso sociopolítico

Nacho Vegas: "Yo creo en las consecuencias de la música"

El cantautor asturiano Nacho Vegas, ayer, en Barcelona.

El cantautor asturiano Nacho Vegas, ayer, en Barcelona.

NANDO CRUZ
BARCELONA

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El cantautor gijonés edita esta semana Resituación. Descrito como su cancionero más político, es, en realidad, otro disco sobre su entorno. Pero si antaño su entorno era su habitación, aquí asume definitivamente su condición de animal social y retrata esa sensación de asfixia cotidiana y ansias de cambio que cualquiera puede percibir en el ambiente. El 22 de mayo actúa en la sala Barts.

-La música siempre tuvo finalidad social. Pero al hablar de música nos centramos siempre más en su aspecto que en los efectos. ¿Por qué?

-Para hablar de esa finalidad necesitas perspectiva. No estoy tan seguro de que la música tenga una finalidad social como de que tiene una dimensión social. La música por sí misma no suele provocar cambios. No es punta de lanza de nada. Viene después de los cambios sociales: los testimonia y los puede potenciar.

-No me refería solo a la finalidad de cambio. Los músicos se resisten a hablar del impacto de su obra. Sueltan eso de: pensar en el efecto de mi disco me paralizaría como creador.

-Claro que piensas en cómo lo va a recibir la gente, pero eso no puede determinar lo que haces. Me resulta prepotente pensar qué es el público y cómo puede recibirlo, pero siempre hice el ejercicio de pensar en mí como alguien que recibe la música.

-¡Todo músico fue antes un oyente!

-La música se proyecta hacia fuera y tiene una consecuencia. Yo creo en las consecuencias que pueda tener la música. Por eso es importante decidir cómo la vehiculas y la dimensión que puede adquirir. Y eso es bonito porque no depende tanto de ti.

-Vamos a un ejemplo. En Runrún y Polvorado cuenta con un coro. Y no es el Orfeón Donostiarra, sino el coro del Patio Maravillas. ¿Por qué?

-El Patio Maravillas es un centro social ocupado autogestionado. La canción Runrún surgió de la frase de un comunicado suyo («Nos quieren en soledad, nos tendrán en común»). Hicieron una redada, salió un chico africano y lo detuvieron. Salieron dos chicas a preocuparse y las detuvieron también. Todo eso me provocó escribir la canción. El coro incide en el aire de una canción que puede cantarse en común. Puede tener esa finalidad de apelar a algo común. Esa gente está sufriendo ataques muy agresivos y el coro hizo que la canción sirviera como himno de celebración en un momento tan duro. Alguien me dijo: debe de ser el único coro de izquierdas de Madrid.

 

-En ese coro dominan las voces femeninas, la vasca Mursego canta en otra canción, dedica una a Lorena Álvarez... Hay discos de rock donde la presencia activa de mujeres es nula. ¿Quería romper esa inercia?

-Sí. El núcleo de los que hacemos el disco somos todos hombres. Me parecía que faltaban mujeres. Como en todos los lados. Las cuerdas las toca un cuarteto de chicas. Y en la portada sale una pareja de lesbianas.

-Años atrás temía que su canción Cómo hacer crac quedase demasiado vinculada al 15-M. Dudo de que Pete Seeger y Woody Guthrie tuviesen esos dilemas. Su meta sería testimoniar un momento concreto. Estas ansias de universalidad y atemporalidad son un cuento moderno. 

-En este disco he sido más consciente de que lo que estaba percibiendo a mi alrededor me empujaba a escribir. Si sonaba ligado de manera muy explícita no tenía problema con ello. Me he quitado ese miedo gracias a la Fundación Robo (el colectivo de canción política en el que colabora).

-¿Se ha mentalizado para responder unas entrevistas que tal vez incidirán más en su persona y en su postura política que en sus canciones?

-Lo había pensado, pero no me había preocupado. Ya sabía que cargarían las tintas sobre el contenido político. En mi opinión, demasiado. Es un disco con una dimensión social más marcada, pero en otros discos se cargaron más sobre las drogas y no había tantas. Como iba desentrenado, en las primeras he dicho cosas que me avergüenzan. Me preguntan mucho por Miguel Bosé (en La vida manca canta «vi un cuerpo hinchado y flotando boca abajo en la piscina, creo que era Miguel Bosé») y luego leo un titular: «Miguel Bosé me da mucho asco». ¡No quise decir eso! Pobrecito. Espero que no lo haya visto.

-¿Qué es la demagogia?

-En un sentido político, puede referirse al líder que arenga a las masas apelando a cosas que tocan la fibra sensible y son un engaño. Pero cuando me acusan de demagogia por mi disco no sé a qué se refieren. Se incide mucho en que tiro de cliché al hablar (en Actores poco memorables) de un policía torturador. No sé si es tópico porque exagero la realidad o porque vivimos rodeados de canciones sobre represión policial. En ninguno de los dos casos lo veo así.

-La canción política se analiza con bisturí. Pero las canciones de amor están plagadas de tópicos, exageraciones, clichés... ¡Son su salsa!

-Si hablamos de tópicos, yo he caído en muchos en otras canciones y nadie me los ha restregado. La música popular se nutre de tópicos. Los tópicos encierran muchas verdades. Cuando se me acusa de tópico por hablar de represión policial se usa un contraargumento muy político.

-Acabamos: ¿qué es el populismo?

-Si vas a la etimología, se refiere a algo que tiene que ver con lo popular pero que además incide en algo que pertenece a la gente, de lo que se puede apropiar. Me da mucha rabia que siempre se use de un eje hacia otro: para hablar de Chávez o Evo Morales. Parece que Rajoy no sea populista. En la Fundación Robo queremos reivindicar el término, quitarle esa connotación negativa. Está bien intentar resignificar las palabras.