Música: desde un 'christmas album' a Tom Waits con voz de mujer

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Un ‘christmas album’ universal

Bing Crosby. ‘Merry Christmas’. Decca-Universal

En 1945 vio la luz como un disco de 78 revoluciones, diez años después se convirtió en elepé y ahora ha sido reeditado en compacto. Contiene una de las grabaciones más universales de la canción navideña, la toma de White Christmas, de Berlin, de la que se vendieron 50 millones de ejemplares en single, y cálidas adaptaciones de Silent night y Santa Claus is coming to town. Clásico y hechizante. JORDI BIANCIOTTO

Cánticos con alma ‘indie’

Los Campesinos! ‘A Los Campesinos! Christmas’. Caroline-Music As Usual 

¿Es posible componer nuevas canciones bajo el epígrafe navideño sin caer en la parodia o la cursilada? El grupo galés demuestra que sí en este minicedé de seis canciones, cinco de ellas propias y una versión de la banda glam Mud. Un aproximación al género hibernal desde un encuadre pop intenso, con recesos acústicos y textos que aluden a emociones y momentos de recogimiento. Indie-villancicos con corazón. J. B.

Anna Netrebko canta a Strauss

Richard Strauss. ‘Vier Letze lieder’. Deutsche Grammophon 

Tras arrasar en el Palau con arias de Verdi y veristas, la mediática soprano rusa Anna Netrebko nos ofrece otro registro viajando a la intensidad poética de los Vier letze lieder de Strauss. El disco fue grabado en directo por la artista junto a Staatskapelle de Berlín dirigida por Daniel Barenboim. Estas canciones son un vehículo exquisito para expresar la sensualidad, calidad y el color inconfundible de su voz. CÉSAR LÓPEZ ROSELL

Universo Waits en femenino

Rebekka Bakken. 'A little drop of poison’. Emarcy / Universal 

El influjo de Tom Waits no se acaba nunca. Ahora es la noruega Rebekka Bakken, acompañada por una pulida big band, la que hace suyas las canciones del extraño trovador. Incluye clásicos como Time pero no es un disco de grandes éxitos. Hay piezas de toda la carrera de Tom Waits, en especial del cantautor aguardentoso de los primeros años. Y Bakken elige bien el tratamiento: más taberna que club de jazz. ROGER ROCA