LA PRIMERA EXPOSICIÓN DEL EXPRESIONISTA EN 30 AÑOS

Munch, más allá de 'El grito'

Una muestra en el Thyssen de Madrid rompe con los tópicos que explican al artista noruego

Dos de las versiones que Munch realizó de 'Mujer vampiro del bosque' y que pueden verse en la exposición que el Museo Thyssen dedica al pintor noruego.

Dos de las versiones que Munch realizó de 'Mujer vampiro del bosque' y que pueden verse en la exposición que el Museo Thyssen dedica al pintor noruego.

NATÀLIA FARRÉ / MADRID

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Poca presentación necesita El grito,Es una de las obras de arte más icónicas de la historia y la única que tienen el dudoso privilegio de haberse convertido en un emoticono. Pero es también una losa sobre el trabajo del pintor noruego, pues su extraordinaria popularización ha reducido a Munch a una sola imagen: la ejecución de esta pieza. Y Munch es mucho más. «Concentrar toda la fama y el prestigio del artista en una obra, no hace justicia a la complejidad y a la vastedad de su trabajo», afirma Guillermo Solana, director del Museo Thyssen. De manera que ninguna de las cuatro versiones que el pintor noruego hizo de El grito cuelga de las paredes de la pinacoteca madrileña en al exposición que el centro le dedica, la primera en el país desde 1984. Aunque sí hay un grabado sobre el tema. Y, además, El grito está un poco en todas sus obras, solo es necesario mirar, por ejemplo, La tormenta o Ansiedad.

Edvard Munch. Arquetipos reúne, hasta el 17 de enero, 80 piezas del artista,Edvard Munch. Arquetipos  llegadas en su mayoría del museo que lleva su nombre en Oslo, con el objetivo de «eliminar la carga de los tópicos que ha acompañado durante tanto tiempo la obra de Munch», explica Paloma Alarcó, conservadora del Thyssen y comisaria de la muestra junto con Jon-Ove Steihaug. Y tomando como punto de partida «lo bien que supo captar los grandes temas universales que comenzaban a fraguarse a finales del siglo XIX y que siguen siendo los grandes temas del hombre contemporáneo», continúa Alarcó. Así, la exposición se divide en nueve apartados que analizan las pulsiones y sentimientos que obsesionaron a Munch toda la vida y sobre los que trabajó una y otra vez, como el amor, el deseo, los celos, el pánico, la muerte, la noche…

Otro tópico con el que la muestra quiere acabar es con el de prototipo de artista abismal. A Munch, como a Van Gogh, se le ha encorsetado en la imagen de artista torturado, enfermo, alcohólico, solitario y psicológicamente perturbado con una infancia trágica y problemas con las mujeres. Algo de verdad hay en ello: su madre y una hermana murieron de tuberculosis cuando él era muy pequeño, le daba a la bebida, estuvo internado en un psiquiátrico y en una discusión con su prometida, Tulla Larsen, disparó una pistola y perdió un dedo. «Por supuesto que hay un trasfondo biográfico en lo que hace Munch, como lo hay en todos los artistas, pero su habilidad es que transforma esas experiencias personales en grandes verdades universales, en asuntos que todo el mundo puede compartir», señala la comisaria. Hay que añadir que Munch llegó a los 80 años y que supo venderse muy bien en Noruega donde era muy reconocido, de manera que la imagen de artista afligido no casa del todo con él.

Obra temprana y tardía

Tampoco es cierta, a criterio de los comisarios y de la muestra, la afirmación generalizada de que solo tiene validez su obra simbolista y protoimpresionista más temprana, la de la década de los 90 del siglo XIX, momento en el que interrumpió en la escena internacional con pinturas deslumbrantes y sobrecogedoras. Esto es ignorar que trabajó durante casi medio siglo XX y que su producción fue arrolladora hasta el final. «Reducir a Munch al pintor de la angustia es una simplificación. No es que no sea el pintor de la angustia pero nos perdemos muchas cosas cuando lo estereotipamos», lamenta Solana.

Con todo ello, cada apartado dedicado a uno de los sentimientos obsesivos del artista mezcla obras de diferentes periodos, que permiten ver su evolución, del simbolismo al expresionismo. Y las presenta de forma que evidencian dos aspectos importantes del trabajo del pintor: las repeticiones y la experimentación técnica. Para acabar con un autorretrato y una declaración: «En mi arte he intentado explicarme la vida y su sentido, también he pretendido ayudar a los demás a entender su propia vida». De ahí, su proximidad.