EN NUEVA YORK

Muere Gato Barbieri, maestro del free jazz latino

El saxofonista argentino ganó un Grammy por la banda sonora de 'El último tango en París'

ABEL GILBERT / BUENOS AIRES

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"Los músicos de jazz no me consideran un músico de jazz y los músicos latinos no me consideran un músico latino". Leandro Barbieri murió en Nueva York a los 83 años convencido que ese era su señal de identidad: un hombre de ningún lugar. Quizá exageraba ese despecho. El Gato, como se lo conocía, fue una figura esencial de la música argentina de principios de la década de los sesenta. Representó, tanto como Astor Piazzolla, las aspiraciones de modernidad de una ciudad, Buenos Aires, que se sentía parte del mundo y que compartía la misma aspiración de progreso musical. Lo que en Piazzolla tuvo la marca del bandoneón, en Barbieri fue su saxo. Para muchos, es el autor de la banda sonora de 'Último tango en París', la película de Bernardo Bertolucci que tuvo como protagonistas a Maria Schneider y Marlon Brando. El escándalo que acompañó a ese filme en 1972 lo siguió como una sombra, como si su propia biografía se redujera a ese momento.

Había nacido en la ciudad de Rosario, y en un principio lo suyo fue el clarinete. La vida artística de Barbieri cambiaría después de escuchar un disco de Charlie Parker. El sonido de Bird en 'Now’s the Time' lo llevó primero al saxo alto. Pero después descubrió a John Coltrane y se pasó al saxo tenor. El Gato fue el rostro del nuevo jazz argentino, que ya no quería saber nada con los tradicionalistas. Y esa vocación de cambió quedó materializada en la película 'El perseguidor', de Osías Wilenski, quien en 1962 decidió llevar a la pantalla el cuento de Julio Cortázar en homenaje a Parker.

EL PASO POR EUROPA

El saxo de Barbieri, tocando la música que había compuesto su hermano, Rubén, fue una de las marcas culturales de esa década. El Gato se fue primero a Europa. En París conoció al trompetista Don Cherry, que había sido miembro del grupo de Ornette Coleman en 1959. Junto con Cherry grabó dos discos para el célebre sello Blue Note. Tocó con la Jazz Composer Orchestra de Michael Mantler y la Liberation Music Orchestra, del contrabajista Charlie Haden. “Me dí cuenta de que el free fazz no era para mí”, dijo. Su viraje se plasmó en el disco de inocultables connotaciones políticas 'The Third World'. Ahí empezó una saga que incluye títulos como 'Chapter Two: Hasta Siempre' (1973), 'Chapter Three: Viva Emiliano Zapata' (1974) y 'Chapter Four: Alive in New York' (1975).

Tuvo problemas con el alcohol, la droga, y una melancolía incurable. “Si tengo que tocar un tango, puedo; si tengo que tocar música brasileña, puedo. Y si quiero tocar como Coltrane también puedo. Pero lo hago siempre con mi firma”, decía. Esa firma es la que permanece.