Las piernas más famosas de España fueron las suyas

LUIS TROQUEL / BARCELONA

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El que más o el que menos, alguna vez, viendo a alguien torcer hacia atrás la pierna o girando hacia afuera los talones, ha exclamado riendo: «¡Cómo Lina Morgan!». Hacía con sus extremidades inferiores mil y un desgarbados malabarismos. Había que ser muy ágil para parecer tan patosa. No en vano, fue bailarina todavía antes que actriz.

Cómica es la palabra que mejor define su oficio. En el teatro y en la revista musical. En el cine y en la televisión. Es curioso que uno de los espectáculos que más la consagraron fuese, haciendo un doble papel, la obra ¡Vaya par de gemelas! Más que nada, porque como ella nunca ha habido dos. Ostentó un rol único. Aunque hiciese de chacha casi tanto como Gracita Morales. Aunque como vedette estuviese más cerca de La Maña que de cualquier chica Colsada. Aunque en cierta manera fuese el reverso de Concha Velasco. Ambas por cierto, entre éxito y éxito, supieron lo que es arruinarse por amor al teatro.

Con sus castizas muecas y desternillantes cabriolas generaba aversiones y adhesiones incondicionales. Adorada entre el pueblo llano y sin miedo a caer en la charlotada. Se habla siempre de la influencia que el cine mudo de Chaplin ejerció sobre ella, pero en realidad, lo suyo quedaba mucho más cerca del intraducible humor de Mario Moreno, Cantinflas. Triunfadora en papeles de perdedora: robaba el corazoncito del público, pero nunca el del galán

La niña que ayudaba a su padre a coser uniformes militares y quería ser artista, debutó en el umbral de la adolescencia y llegó al estrellato peldaño a peldaño. La brillante secundaria de Los subdesarrollados se convirtió en una de las grandes protagonistas del desarrollismo. La tonta del bote era más lista que el hambre. La que hiciera tantas veces de feúcha, tuvo una suerte artística que muchas guapas quisieran. Y a fin de cuentas, las piernas más famosas de España no han sido ni las de Carmen Sevilla ni la de la Velasco ni las de la Cantudo. Ningunas piernas han dado tanto que hablar como las suyas.

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