Muere Enrique de Melchor, tocaor singular

Enrique de Melchor, uno de los grandes guitarristas flamencos y admirado por otros genios de las seis cuerdas como Paco de Lucía y Manolo Sanlúcar, falleció ayer a los 61 años en la madrileña Clínica La Luz. Con él se va un modo singular de interpretar la guitarra, siempre rica en matices, y un músico que combinaba con acierto su faceta de compositor y solista con la de acompañante. Con su inspirado toque arropó a Antonio Mairena, Camarón de La Isla, La Perla de Cádiz y José Menese, entre otros cantaores, así como a María Jimenez, Rocío Jurado y El Fary, e intérpretes líricos como Montserrat Caballé y Josep Carreras.

Nacido en la localidad sevillana de Marchena (donde hoy se ha proclamado día de luto oficial), se afincó en Madrid a los 12 años y pronto trabajó en el mítico tablao Los Canasteros de Manolo Caracol. Hijo de otro tocaor ilustre, Melchor de Marchena, Enrique Jiménez (que así figuraba en su DNI) supo continuar el movimiento guitarrístico de concierto que esclareció Sabicas en 1961 con suFlamenco Puro,y continuó Serranito, De Lucía y Sanlúcar, y que hoy siguen transitando Riqueni, Tomatito y Vicente Amigo. Una poética en el toque, al alcance de muy pocos.

Como solista actuó en escenarios como el Queen Elizabeth Hall de Londres, el Teatro Real de Madrid, el Liceu de Barcelona y el Carnegie Hall de Nueva York. La última grabación de De Melchor fue junto al cantaor Antonio Suárez Salazar, conocido como Guadiana, pero antes publicó discos comoBajo la luna(1989),La Noche y el día(1991) yCuchichi (1992). Su trabajos más celebrado fueArco de las rosas(1999), que incluíaLa danza de los gitanoscon Amancio Prada y Paco Rabal.

LUTO FLAMENCO / Ayer varios compañeros de profesión quisieron mostrar su dolor y rabia por esta nueva pérdida en el flamenco. Sanlúcar aseguró haber recibido la noticia de su muerte «con rebeldía, porque no puede tomarse de otra manera el hecho de que el cáncer, la enfermedad que le ha costado la vida a él y a Moraíto Chico, castigue así a un músico con una actitud tan responsable y magistral ante la guitarra. Era un hombre que traía todas las raíces tradicionales pero buscaba la vanguardia».

Otros que también quisieron hacer sentir su lamento fueron el cantaor José Menese, que formó «pareja inseparable con este pedazo de guitarrista cuando él tenía 15 años», y el consejero de Cultura Paulino Plata: «Era uno de los grandes; el último eslabón de una dinastía de toque de acompañamiento clásico».