crónica

Montserrat Roig, a los 20 años de su muerte

Amical de Ravensbrück homenajea a la escritora en un emotivo acto

Paco Ibáñez canta a Montserrat Roig (al fondo, en la foto) ante la madre de esta (derecha) y Neus Català, superviviente de Ravensbrück (izquierda).

Paco Ibáñez canta a Montserrat Roig (al fondo, en la foto) ante la madre de esta (derecha) y Neus Català, superviviente de Ravensbrück (izquierda).

ANNA ABELLA
BARCELONA

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Si el sonido de la gaita del músico asturiano Hevia, descendiendo desde lo alto de las escaleras de la barcelonesa plaza del Rei, abría ayer tarde el homenaje a la escritora y periodista catalana Montserrat Roig, fallecida prematuramente a los 45 años hace ahora dos décadas, la voz y los acordes de la guitarra de Paco Ibáñez pusieron la piel de gallina a los más de 200 asistentes al acto en un emotivo doble colofón. Primero con su míticaComo tú, que hizo pensar en lo grande que era esa «piedra pequeña», ese «guijarro humilde», cuya sonrisa de «esperanza» miraba a su espalda gracias a la foto de Pilar Aymerich que presidía el escenario. Y, después, acompañado por Marina Rossell, entonando los versos del poemaMorir a Ravensbrück, escrito por la propia Roig: «El camp era un glop de nit / Al nord fum, vers el sud cendres. /Així jo no vull morir / lluny els cels y les arbredes.

LAS PESADILLAS / Autora deEls catalans als camps nazis(Premi Serra d'Or 1978), su trabajo es una obra de referencia todavía hoy, más de 30 años después de que aceptara el monumental encargo del historiador Josep Benet para recuperar la voz y la memoria de los republicanos catalanes que sufrieron la barbarie del Holocausto. El dramaturgo Josep M. Benet y Jornet la recordó ayer como una joven «ávida de conocimientos, ávida de estar en medio de la tormenta, de experimentar qué era este mundo» y transmitirlo», a pesar de «las pesadillas que la acorralaron» mientras la escribía. De ahí la organización del homenaje, a cargo de la Amical del campo de concentración de Ravensbrück, con una de sus más emblemáticas supervivientes, Neus Català, quien sentada en primera fila, al lado de la casi centenaria madre de Roig, Albina Fransitorra, quiso improvisar unas palabras para glosar «la bondad, alegría e inteligencia» de la autora deEl temps de les cireres.

Uno tras otro, además de su hijo Roger Sampere, amigos y caras conocidas de la cultura, entre ellas, su editor Josep Maria Castellet, la actriz Mercedes Sampietro, las escritoras Carme Riera y Dolors Oller, amén de Marina Rossell y Paco Ibáñez, recordaron a «una gran periodista que luchó contra la injusticia desde posturas de izquierda y feministas y que además quería a la gente» -en palabras de la fotógrafa Pilar Aymerich-,

cuya obra fue un «ejemplo de lucha por la democracia y contra el fascismo y el franquismo» -apuntó Anna Sallés, copresidenta de la Amical-, y a la mujer que, dijo Montserrat Gatell, presidenta del Institut Català de les Dones, «opuso la palabra a la opresión, la barbarie y la discriminación con mirada crítica y voluntad reivindicativa» y «luchó contra el olvido». Una voz, la suya, que sigue desafiando al olvido.