tú y yo somos tres

Conversando con Abraham Lincoln

FERRAN MONEGAL

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Preocupado por lo que pueda pasar en Estados Unidos, <b>Andreu Buenafuente</b> acaba de mantener una conversación con Abraham Lincoln, que no era otro que <b>David Fernández</b> imitando la estatua que hay en el National Mall de Washington D.C.  (Late motiv, #0). Y en vista de que Lincoln le tranquilizaba, porque no ve en Trump ningún síntoma de gran preocupación, Buenafuente preguntó: «Oiga Abraham, ¿y qué opina usted de ese muro que quiere construir en la frontera con México?». Y Lincoln, rascándose los güevos, contestó: «Bueno, a lo mejor es como esa valla con cuchillas que han construido ustedes en Melilla». ¡Ahh! Touchés. Efectivamente. Muros también los tenemos en Europa. No solo el de Melilla para que no pasen los negros. Bruselas le paga a Turquía un soborno de 3.000 millones para que haga de muro de contención de los pobres inmigrantes que quieren llegar a Europa. O sea, que Trump a lo peor es muy malo, pero la hipocresía de nosotros, los europeos, no nos hace mejores. Decía Dalí que lo mínimo que se le puede pedir a una estatua es que se esté quieta. En esta ocasión, celebro que la de Lincoln haya roto a hablar y se haya rascado los güevos. Con notable puntería irónica también ha tocado los nuestros.

OTRO INMIGRANTE: FIDEL.- Tras la muerte de Fidel Castro, van saliendo documentos televisivos inéditos. Acaba de emitir el canal TCM el documental que grabó el periodista norteamericano Jon Alpert en octubre de 1979, cuando Castro viajó a Nueva York para pronunciar un discurso en la ONU (Un viaje con Fidel). «Hay gente en Nueva York que dicen que le van a matar. ¿Lleva usted chaleco antibalas, comandante?», le preguntó Alpert. Y Castro, desabrochándose la camisa, mostró su pecho desnudo y respondió: «Llevo un chaleco moral». El instante más tremendo fue cuando el avión aterrizó. Subieron dos funcionarios de Inmigración y le prohibieron bajar. Le retuvieron tres cuartos de hora. Decía Alpert«Le tratan como a un inmigrante ilegal». Y Castro deambulaba por el avión resoplando y exclamando: «¡Eso es una humillación!» Como punto de reflexión televisiva, resaltemos que la cadena NBC, que había de emitir el documental, se negó. «La NBC no quería enseñar a un Fidel carismático y seductor», ha declarado Eduardo Suárez, directivo de la CNN y colaborador del documento. ¡Ah! La censura en su forma más ruin: se tapa, se oculta y se calla. Silencio. Como si no existiera.