'Moby-Dick', un macho alfa

El libro de Nathaniel Philbrick en que se basa la película de Ron Howard descifra el origen del libro de Melville y es a la vez un gran relato de aventuras marítimas

Fotograma de la película 'En el corazón del mar'

Fotograma de la película 'En el corazón del mar' / periodico

ERNEST ALÓS / BARCELONA

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La relación entre libros y películas o series suele ser unidireccional. Cada vez son más las producciones que adaptan títulos de éxito, pero raramente se dispara el interés sobre el libro en que se han basado. Hay excepciones, como las trilogías, tetralogías o heptalogias que permiten a los más curiosos adelantar acontecimientos. O aquellas en las que la distancia entre lo literario y lo audiovisual es tal que se trata de dos experiencias claramente distintas. Un libro escrito pensando en el cine, prácticamente indistinguible de un guion, difícilmente atraerá a los lectores. Ya han visto la película, para qué ‘leerla’. ‘En el corazón del mar’, el libro en el que se basa la película de Ron Howard, es exactamente el caso opuesto. El amante de la narrativa marítima, o de la aventura sin más, o el lector que quiera conocer los orígenes de la ‘Moby-Dick' de Herman Melville, encontrará en el libro de Nathaniel Philbrick mucho más de lo que puede encajarse en la pantalla.

LA HISTORIA REAL

Para empezar, no está claro que el espectador de las salas vaya a sentir la necesidad de levantarse a buscar un balde de refresco azucarado. Philbrick sí consigue que el lector deba levantarse más de una vez a llenarse un vaso de agua mientras lee su descripción de los efectos de la deshidratación en los marineros del 'Essex', el ballenero que en 1820 fue hundido por un cachalote enfurecido, que navegaron durante tres meses en sus chalupas por el Pacífico. Lo que es seguro es que se le pasará el hambre mientras lee cómo los supervivientes, enloquecidos, roían los huesos de sus compañeros y los rompían para extraer el tuétano, o que se horrorizará ante la fundamentada sospecha del autor: ¿por qué los marineros negros fueron los primeros en ser devorados?

La lectura de Philbrick deja en evidencia algunos trucos narrativos del filme. No existe ese marino español interpretado por Jordi Mollà que advierte del peligro: nunca un cachalote había atacado un ballenero, y los marineros no podían creer lo que veían. El animal no acaba con el barco con un fotogénico golpe de cola, sino con dos cabezazos. La bestia no era blanca (el albinismo y el nombre los tomó Melville de Mocha Dick, otro macho cazado en 1838). Tras el hundimiento, no lo volvieron a ver. Cuando Melville visitó al capitán Pollard ya había escrito su libro, aunque eso sí, conoció de primera mano al hijo del primer oficial Owen Chase...   

UNA HISTORIA APASIONANTE

Pero no solo se trata de narración apasionante ('En el corazón del mar' logró el National Book Award el año 2000) o de fidelidad factual. El libro da más. Cómo era esa peculiar sociedad de Nantucket (cuáqueros puritanos pero cuyas mujeres atesoraban consoladores de porcelana para usar durante sus largas ausencias, honrados a carta cabal, ricos a espuertas y rácanos a la hora de equipar sus buques, militantes antiesclavistas pero explotadores de sus marinos no blancos), y su auge y caída como emporio ballenero. Cómo la desgracia del 'Essex' se convirtió en una leyenda popular. Cómo la cacería de cientos de miles de cachalotes agotó las pesquerías y atrajo al 'Essex' a un área de cría sin explotar. Por qué un enorme macho dominante embistió, enloquecido, chasqueando las mandíbulas y batiendo la cola, su barco (dos opciones: defendía su prole o confundió los martillazos de un carpintero que resonaban en el barco con las señales sonoras de otro macho rival, tan parecidas a un golpe sobre la madera que al cachalote se le llegó a denominar pez carpintero). Qué fue de los supervivientes. Qué información llegó a Melville (y cuál se ocultó y ha tardado un siglo en emerger). Sociología, economía, biología, ecología, drama y, sobre todo, literatura, y de altura.