El MNAC rescata del olvido al orientalista Josep Tapiró

`El santón Darcagüey¿, la última adquisiciones del MNAC, es una de las piezas expuestas en la muestra.

`El santón Darcagüey¿, la última adquisiciones del MNAC, es una de las piezas expuestas en la muestra. / DANNY CAMINAL

NATÀLIA FARRÉ / Barcelona

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Reivindicar a uno de los artistas catalanes tan reconocido en vida como olvidado en muerte es lo que pretende 'Josep Tapiró, pintor de Tánger', la muestra que el 17 de abril abrirá sus puertas en el Museu Nacional de Catalunya (hasta el 14 de septiembre), y que es la primera -a excepción de una pequeña exposición que realizó en vida en 1907- que se le dedica en casa, y fuera, a Josep Tapiró (Reus, 1836-Tánger, 1913), "uno de los orientalistas más importantes a nivel internacional del último tercio del siglo XIX", según Jordi À. Carbonell, comisario de la exposición. La selección reúne 25 piezas, todas acuarelas y todas realizadas durante su etapa tangerina, la mejor y más singular del pintor, e inaugura una serie de muestras en el MNAC enfocadas a recuperar figuras de la historia del arte catalán no emplazadas en el lugar que se merecen.

Entre las obras expuestas figura la última adquisición del MNAC, 'El santón Darcagüey', la pieza que el museo compró con los ingresos de la boda de la sobrina del magnate indio Lakshmi Mittal y que ahora se presenta por primera vez al público. Se trata de un retrato, como la mayoría de obras de la muestra, de un místico mendicante practicante de los preceptos sufíes pintado de una forma muy veraz y próxima. Y es precisamente la plasmación de la realidad de forma tangible y con rigor documental lo que diferencia a Tapiró de otros orientalistas, como Delacroix o Fortuny, más centrados en el lado orientalista más tradicional y pintoresco.

Las causas del olvido de Tapiró son muchas, -"y todas ajenas a su calidad y voluntad", a juicio de Carbonell- aunque hay dos especialmente significativas: su larga estancia en Tánger, donde vivió casi 40 años y donde murió, y la venta de casi toda su producción –no muy amplia ya que realizaba solo unas seis obras al año- en el mercado inglés. Dos circunstancias que lo han llevado al olvido del público y de los anales de la historia pero no de los coleccionistas, que siempre han valorado sus piezas, sobre todo en los países árabes. De hecho, tres de las piezas expuestas provienen del Museo Orientalista de Qatar. Con la muestra, y la publicación de la primera monografía sobre el artista, Carbonell aspira a situar a Tapiró "en el lugar que se merece".