CRÓNICA

Un místico Bobby McFerrin

El cantante lució registros vocales con su sigiloso 'Spirityouall' en el Teatre Grec

McFerrin, durante su actuación de anoche, en el Teatre Grec de Barcelona.

McFerrin, durante su actuación de anoche, en el Teatre Grec de Barcelona.

JORDI BIANCIOTTO
BARCELONA

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Bobby McFerrin dispone del don de unas facultades vocales poco comunes, pero, aunque su garganta es el leitmotiv de sus recitales, hay un cuerpo sonoro con una intención que va más allá del exhibicionismo recreativo. Música de raíz afroamericana que funde géneros sin complejos y que aspira a una finalidad trascendente. No es exactamente el McFerrin que, hace 26 años, tomó los hit parades mundiales con Don't worry, be happy, sino el improvisador vocal que brinda sus artes a una causa mística, humanista, en su nuevo disco, Spirityouall.

Anoche, en un Teatre Grec que lució tres cuartos de entrada, el cantante neoyorkino ofreció un recital de cadencia sosegada, pero con tensión interior, que comenzó con una serie de improvisaciones vocales arropadas por su sigiloso sexteto que incluía a su hija Madison a los coros. Poco a poco se abrió paso un cancionero que fundía ecos de gospel con formas que miraban al blues o el rock con el plus de la improvisación. Música de fusión de pronunciada sutileza, marcada a cierta distancia por la voz del protagonista-

PRÉSTAMOS DE CLAPTON Can't find my way home, cita del primer disco de Blind Faith, templó el escenario camino de un repertorio que volvió a recalar en territorio Clapton en el estándar espiritual Swing low, sweet chariot, pieza que el guitarristagrabó en los 70. Fibras sensibles, con perfume espiritual, que apuntaron a piezas del nuevo disco como Everytime, Woe Wade. Sentado en una silla, entre los músicos, renunciando al rol de frontman, McFerrin utilizó su voz como un instrumento en diálogo íntimo con sus compañeros, y desvió el foco hacia varios invitados del público que cantaron fragmentos de otro clásico afroamericano, Whole world.

Sí, hablamos de un material con contínuas alusiones místicas en canciones como Battle of Jericho, esta con animada cadencia swing, Jesus will fix it, que McFerrin interpretó con una actitud discreta, reservando el lucimiento de su voz y fundiéndose entre las instrumentaciones de piano o guitarra. Fue más tarde cuando fue abriendo su garganta a los registros más extremos, graves y agudos, después de permitir una escena de lucimiento a su hija Madison.

Tras un brote de humor en el que imitó a Mick Jagger y parodió Gimme shelter, de los Stones, McFerrin se soltaba, al cierre de esta edición, en los aires tradicionales de Rest / Yes indeed, con participaciónpopularPalmas llamando a las puertas del cielo.