Nuevo curso en el coliseo de La Rambla

Minimalista 'Nabucco'

La soprano Martina Serafin (Abigaille), al fondo en el centro, en una escena de esta moderna producción de 'Nabucco', famosa ópera de Verdi.

La soprano Martina Serafin (Abigaille), al fondo en el centro, en una escena de esta moderna producción de 'Nabucco', famosa ópera de Verdi.

MARTA CERVERA / BARCELONA

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Todo está listo en el Liceu para la apertura de la temporada operística, el miércoles, con Nabucco, con música de Giuseppe Verdi y libreto de Temistocle Solera. La ópera, inspirada en una historia bíblica protagonizada por el pueblo hebreo, regresa con un montaje minimalista que acerca el drama al público trasladando la acción de la antigua Babilonia del siglo VI a.C., a la convulsa centroeuropa de los años 30 y 40. «El Holocausto está asimilado en la mentalidad de todos», defiende Daniele Abbado, hijo del añorado maestro, Claudio Abbado, y director escénico que debuta en el coliseo de La Rambla con esta coproducción entre el Liceu, el Covent Garden, la Ópera de Chicago y la Scala, donde se estrenó en el 2013.

Aunque es una de las óperas más famosas del repertorio lírico, ha sido difícil verla en Barcelona. La última vez que se interpretó escenificada fue en 1984, dirigida por Romano Gandolfi. Y la última vez que se escuchó fue en versión concierto con Nello Santi a la batuta en el 2006. En esta ocasión, la Orquestra Simfònica del Liceu estará dirigida por Daniel Oren, especialista en Nabucco.

La obra parte de una historia bíblica que narra la destrucción del templo de Jerusalén por parte de Nabuccodonosor y el éxodo del pueblo hebreo. Cuando Verdi la compuso, el ejército del imperio austrohúngaro ocupaba Milán, ciudad donde se estrenó Nabucco en 1842. El público se identificó con la ópera e hizo suyo el famoso canto coral de Va, pensiero, que se convirtió en símbolo nacionalista del Va, pensiero, risorgimentomovimiento que culminó con la unificación de Italia. «Es increíble pensar que Verdi, que tantos problemas tuvo con la censura a lo largo de su vida, pudiera estrenar Nabucco», comenta el director. El coro es uno de los protagonistas de la obra. Jaume Tribó, histórico apuntador del Liceu, recuerda que Va, pensiero siempre fue bisado en la época de Riccardo Bottino al frente del coro.Va, pensiero 

«Nabucco habla de la identidad de un pueblo, de una búsqueda en la cual hay sufrimiento, exilio, humillación y riesgo», dice Abbado. «Esta es una historia de víctimas donde el papel de víctima pasa de un personaje a otro. Hasta Nabucco, que es una víctima de Dios y de sí mismo», comenta Abbado. Elementos simbólicos, como esculturas de dioses imaginarios, adornan una escenografía minimalista y moderna. Otro detalle curioso es el vestuario: no hay referencia alguna al poder militar de los opresores. «Nabucco no viste de una forma especial. Le vemos como un hombre poderoso, rico, el jefe de una gran industria».

Papel exigente

El director utiliza filmaciones para reforzar el escenario y así enfatizar los dos planos de la obra, el humano y el místico. En una producción anterior, Abbado situó a Nabucco junto al muro de las lamentaciones. En esta, el primer acto transcurre en un cementerio, «lugar sagrado de la memoria y la protección». Después, la acción se traslada a un desierto, «un lugar de exilio, de fuga y de apariciones, el lugar de la verdad».

En Londres, el montaje contó con Plácido Domingo, en clave de barítono, como Nabucco. En Barcelona, Ambrogio Maestri asume el rol principal del primer reparto. «Es un papel muy exigente. Has de estar en plena forma para interpretar a Nabucco. Verdi es la universidad del canto», señala Maestri. «Has de evitar darlo todo al principio. De otro modo es imposible llegar al final», afirma. En su última actuación en el Liceu interpretó Tosca, de Puccini, donde coincidió con Martina Serafin, soprano con la que vuelve a reencontrarse ahora. Ella interpreta a su hija, Abigaille, un rol diabólico que algunas de las grandes cantantes de la historia han rechazado por miedo a perjudicar su voz. «Es un papel difícil y complejo, sin duda, pero maravilloso», afirma la austriaca que hablará de ello en L'artista respon (Foyer, día 13, 19.00 horas), el primero de una serie de encuentros entre figuras del canto y el público impulsado por Christina Scheppelmann, directora artística del Liceu.

El tenor Roberto de Biasio (Ismaele), la mesosoprano Marianna Pizzolato (Fenena) y el bajo Vitalij Kowaljow (Zaccaria) destacan en el primer reparto. Luca Salsi y Tatiana Melnychenko lideran el segundo con Alejandro Roy y Enrico Iori.

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